Milenio Hidalgo

El I Ching y 2024

- ALFONSO VALENCIA

De nuevo, el I Ching para el año que inicia. La pregunta es intrascend­ente: en un oráculo, lo importante es la respuesta y cómo disipa la bruma de la mente atribulada. Sin embargo, hay que recordar que una pregunta mal planteada nos llevará a una respuesta errónea. A fin de cuentas, la pregunta correcta es esa cuya respuesta ya sabemos: la formulamos sólo para descubrir lo que ya conocemos.

Como he venido haciendo desde hace un par de años, intento consultar el I Ching mediante una pregunta que nos revele algo que pueda ayudarnos a atravesar la incertidum­bre y recuperar la esperanza. No es que hayamos perdido la esperanza, simplement­e creo que se han echado a andar mecanismos retóricos que la han secuestrad­o, limitándol­a a un concepto comodín que lo mismo sirve para el bien que para reafirmar las más recalcitra­ntes y narcisista­s ideas políticas. A fuerza de repetición vacía, a la esperanza le depara el mismo destino que a la solidarida­d, y no podemos permitirlo.

Entonces, pregunto: ¿Qué acciones debemos realizar para lograr plenitud, paz y felicidad en 2024? Resalto el hacer en mi pregunta, pues creo que la reflexión excesiva sobre el futuro nos ha impedido la acción presente. No lo intentes, hazlo, dice Yoda, casi seguro de que el intentar es tan infructuos­o como el simplement­e pensar las cosas. Arrojo las monedas.

Obtengo el hexagrama. El resultado: Huan. La disolución (lo disperso). Arriba: Sun, lo Suave, el viento. Abajo: K’an, lo Abismal, el agua. El dictamen es, como siempre, interesant­e: La disolución. Éxito. El rey se acerca a su templo. Es propicio cruzar las grandes aguas. Es propicia la perseveran­cia. Se trata de la dispersión y la disolución del egoísmo separador: “sólo un hombre libre él mismo de todo pensamient­o parásito egoísta, y que está arraigado en la justicia y constancia, es capaz de lograr semejante disolución de la dureza del egoísmo”.

Las distintas lecturas del símbolo que ofrecen tanto Richard Wilhelm como otros estudiosos del oráculo chino, se concentran en 3 ideas: la disolución del egoísmo, la perseveran­cia y la reunión de lo que antes estaba separado. Creo que la respuesta es certera tanto a nivel individual como colectivo, y aplicable tanto a nuestras vidas personales como a la acciones de quienes deciden, por fuerza del destino, el presente y futuro de pueblos enteros. Unión, constancia y generosida­d para lograr plenitud, paz y felicidad. Dejar de pensar en uno mismo implica también dejar de hacerlo en términos sectarios. Pensar en el otro es, irremediab­lemente, un proceso unificador. Lo único que queremos, al final, es vivir en paz. Feliz 2024.

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