El moho gris: un problema agrícola y una oportunidad biotecnológica
“B. cinerea” destaca por su habilidad para infectar una gran variedad de cultivos de importancia agrícola.
“Botrytiscinerea”, conocido como el moho gris, afecta a una gran variedad de cultivos agrícolas, por lo que figura entre los hongos más importantes y peligrosos del mundo, ocupando un lugar destacado en el top diez de los principales patógenos de plantas. Este intruso se puede encontrar hasta en los supermercados, viviendo en el área de frutas y verduras, en donde su poder destructivo se manifiesta por pudriciones en los vegetales, por lo que se reduce su vida de anaquel.
Se estima que este microorganismo provoca hasta un 50% de pérdidas en la postcosecha, por lo que es una amenaza real para la seguridad alimentaria. Su capacidad de infectar durante el cultivo y pasar desapercibido hasta el almacenamiento de los productos, reafirma la astucia y la versatilidad de este patógeno.
Dentro del género “Botrytis”, existen 22 especies, la mayoría son específicas para una sola variedad de planta, “B. cinerea” destaca por su habilidad para infectar una gran variedad de cultivos de importancia agrícola. Esta versatilidad no solo lo distingue por su impacto devastador en la agricultura, sino también por su morfología distintiva, crucial para la identificación y diagnóstico de la enfermedad.
La infección por “Botrytis” comienza a través de heridas en el tejido vegetal, permitiendo al hongo infiltrarse. Los primeros signos se manifiestan como manchas acuosas, indicando la colonización por las hifas del hongo, que son filamentos que le ayudan invadir los tejidos.
A medida que la infección progresa, el tejido afectado adquiere un tono marrón, de donde el hongo, logra extraer los nutrientes para propagarse y debilitar a la planta, posteriormente forma una capa algodonosa de color gris sobre el fruto con un aspecto polvoso, debido a la producción de esporas, que son su principal medio de diseminación.
En el microscopio, estas estructuras fúngicas se ven como esferas en forma de limón.
Otra característica microscópica destacable son los esclerocios, pequeños cúmulos de tejido oscuro que confieren resistencia a condiciones adversas y actúan como “semillas” del moho, permitiendo la reinfección estacional.
A pesar de la complejidad estructural de “B. cinerea”, los agricultores han desarrollado estrategias para enfrentar esta amenaza.
Desde métodos tradicionales hasta la aplicación de fungicidas específicos y la introducción de organismos benéficos que lo destruyen.
Más allá de ser un antagonista en la agricultura, “B. cinerea” juega un papel importante en la naturaleza como degradador de materia orgánica.
En la industria vinícola, bajo condiciones controladas, el moho gris puede generar la “podredumbre noble” en las uvas, un fenómeno apreciado que concentra azúcares y aromas, elevando la calidad de los vinos dulces.
Este aspecto beneficioso, junto con sus propiedades en la descomposición de materia vegetal muerta, demuestra que incluso en la naturaleza, donde se presenta como amenaza, desempeña roles esenciales. Su estudio no solo busca controlar sus efectos nocivos en la agricultura, sino también aprovechar su potencial beneficioso en diversas aplicaciones biotecnológicas.
Se estima que este microorganismo provoca hasta un 50 por ciento de pérdidas en la postcosecha. Su capacidad de infectar durante el cultivo y pasar desapercibido hasta el almacenamiento de los productos, reafirma su astucia y versatilidad