El ambiente desabrido
Supongo que en algo ha influido el calor que parece aletargarlo todo, que parece reducir todo a su expresión mínima, al punto cero de movimiento, a la observación entre la bruma y el polvo del futuro irremediable al que nos hemos condenado… Supongo que algo tiene que ver el calor con el hecho de que estemos a punto de elegir a quien nos gobernará durante los próximos seis años ( jugándonos el futuro del país, dicen unos) y no haya ni escena ni movimiento más allá de la ya habitual confrontación virtual de quienes reducen la vida a contrastes irreconciliables. Ni siquiera los debates, otrora divertidos shows que nos acercaban mediante algo parecido al stand-up a las propuestas de los candidatos, nos han ofrecido algo de qué hablar verdaderamente y ya ni siquiera algo de qué burlarnos fidedignamente: hasta los memes de los debates de esta contienda son aburridos.
Creo que el público, pueblo, electorado o como quieran llamarlo, ya ha pasado de la expectación por el espectáculo del sinsentido y la idiotez, “al alipori”, una palabra de origen incierto, atribuida a Eugenio d’Ors, que significa pena ajena. Pasamos, pues, de observar carcajeándonos el espectáculo de los políticos con su comedia involuntaria, a mirar con vergüenza ajena y desdén sus esfuerzos por hacernos reír, sus ganas de involucrarse en nuestras vidas, salir en nuestras fotos y hablar como nosotros. En las aulas, ahora, es más importante la simulación que la discusión crítica, y de nuevo la política es un tema relegado al ámbito privado, en el que es mejor no meterse porque cualquier cosa dicha puede utilizada en contra de quien sea. Es mejor que parezca que a nadie le importa lo que sucede.
Creo que Claudia tiene razón al afirmar que la elección se trata de un mero trámite. Lo dice, claro, porque comprende que la suerte está echada a su favor. Pero, en el fondo, es triste pensar que, luego del cambio por el que esperamos generaciones, la elección se reduzca a lo más bajo del argot burocrático, a la palabra más aburrida que tiene el ciudadano para referirse al Estado.
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El futuro como trámite, la democracia como trámite, la esperanza como trámite. Qué tristeza y qué aburrimiento, pero supongo que es el calor. En seis años deberíamos hacer las elecciones en invierno.