A Osorio le falta lógica, conocimiento y carácter
E ntre actitudes “queda bien” impropias de un entrenador de la selección mexicana de futbol, sobresale en la gestión de Juan Carlos Osorio una que no lo pinta como un hombre firme, uno que sea capaz de imponerse para evitar escapadas como la de Hirving Lozano, quien rompió la concentración del equipo en Rusia para hacer un viaje relámpago a Holanda y ser presentado por su nuevo club, el PSV.
¿En qué afectaba al equipo europeo en el que también juega Andrés Guardado, esperarse unos días, una vez que la selección finalizara su participación en la Copa Confederaciones, y ponerle su nueva camiseta a Lozano? En nada. Y por supuesto que sacar de su foco de atención a un elemento clave en el esquema del entrenador, de cara a un partido decisivo, es algo que no puede pasarse así nada más por alto.
Le pasó algo parecido a Osorio previo a aquel desastre en el que los chilenos lo echaron de la Copa América Centenario, cuando Rafael Márquez tuvo que salir de improviso de la concentración que mantenían. Se entendió que al ser una razón familiar no quedaba de otra. El caso es que la ausencia del capitán terminó afectando al equipo.
Han sucedido otros hechos que ilustran que las figuras que integran el equipo nacional están por encima del entrenador y otras autoridades que lo componen. Como cuando juegan un primer partido de los dos que componen las fechas FIFA y luego, justificados en lesiones que no quedan del todo documentadas o en permisos especiales, y se retiran a las ciudades en las que radican. Figuras todas enroladas en clubes del viejo continente.
Pero también de pronto hay ausencias no suficientemente explicadas y cito las más recientes: la de Jesús Dueñas (que luego se integró a los entrenamientos del equipo que estará en la Copa Oro)… Y sobre todo la del delantero Jesús Manuel Corona, el famoso Tecatito.
Parece que Osorio solo se enoja contra el auxiliar de la selección de Nueva Zelanda.