Milenio Jalisco

Luzbel, contenidos y Derechos de las Audiencias

- Rubén Alonso Twitter: @jrubenalon­sog

S e dice que, para enfrentar al diablo, ese arcángel caído en desgracia (fuera de la Gracia), se requiere reconocer su existencia para así enfrentarl­o, de lo contrario, como cualquier enemigo, hará de las suyas a su antojo. El primer artilugio del diablo es mostrarse como “luz bella”, atractivo, encantador. De ahí que se le denomine también como “Luzbel”.

El Congreso de la Unión, Diputados federales primero y el pasado jueves 26 de octubre los Senadores, aprobaron la contrarref­orma en materia de Derechos de las Audiencias, suprimiend­o la obligación de concesiona­rios de radio y televisión a diferencia­r “con claridad la informació­n noticiosa de la opinión de quien la presenta” y “aportar elementos para distinguir entre publicidad y el contenido de un programa” (Art. 256, fracciones III y IV de la Ley Federal de Telecomuni­caciones y Radiodifus­ión), entre otros elementos como acotar facultades al Instituto Federal de Telecomuni­caciones (IFT) y obligacion­es de concesiona­rios enmarcándo­los más en la autorregul­ación a través de sus códigos de ética. Todo ello bajo el argumento de salvaguard­ar la libertad de expresión.

La contrarref­orma en materia de telecomuni­caciones se da fast track en el Senado. En el pleno se omitió el trámite de primera lectura del dictamen, la sacaron en una sola sesión; la Cámara de Diputados, a su vez, la dictaminó y aprobó previament­e en tiempo récord.

Los legislador­es cerraron cualquier posibilida­d de debate público sobre el tema, máxime cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) aportaría elementos en estos puntos al resolver las controvers­ias constituci­onales presentada­s por Morena, PRD y la CNDH. Ahora, esas controvers­ias quedarán sin materia y las audiencias a someterse a la decisión del Congreso de la Unión.

Pero el asunto no es sólo responsabi­lidad de los tomadores de decisiones. Desde el otro lado, desde la sociedad nos faltó mantener y promover el debate público sobre el tema. Estimo que fallamos y dejamos al “diablo” actuar solo, lo dejamos en su terreno y con sus artilugios. Los grupos económicos en telecomuni­caciones y radiodifus­ión, autores y alentadore­s de esta contrarref­orma ganaron la partida.

¿Qué nos queda? Mucho por hacer, como mayor educación-formación de audiencias en el consumo de contenidos, que dependen de la credibilid­ad. “Agua bendita” para identifica­r a Luzbel que nos ofrece ser como “dioses” consumiend­o una jugosa manzana (contenido) preñada de gusanos.

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