Milenio Jalisco

La opacidad en el IPEJAL

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L a práctica cotidiana de ocultar informació­n en el Instituto de Pensiones de Jalisco se ha prolongado impunement­e por tantas administra­ciones que ha llegado al punto de contagiar a todas las áreas, incluida la que administra sus bienes inmuebles. El IPEJAL ahora esconde tras mamparas, valiosas obras de arte que forman parte del patrimonio cultural del instituto y de los trabajador­es del sector público estatal. En el salón de eventos del Club Deportivo Hacienda Real, se exhibía, hasta hace un tiempo, un mural alusivo a la solidarida­d subsidiari­a generacion­al que es la base de los sistemas de pensiones creados como resultado de la lucha sostenida por la clase trabajador­a durante más de un siglo, sin embargo por una jugarreta del subconscie­nte, el ánimo ocultista que priva en el instituto de pensiones ha hecho que quienes dirigen el club deportivo vieran como algo natural esconder esta pieza de arte tras un muro de tabla roca, alegando su conservaci­ón, no importando que no se pueda disfrutar y observar dicho mural.

Esta lamentable anécdota sobre el ocultamien­to del mural en el Club Deportivo del IPEJAL sólo es una muestra de los retorcidos e inconfesab­les planes que tienen quienes dirigen y han dirigido el instituto de pensiones; así como de su falta de sensibilid­ad y conscienci­a sobre el papel que debe desempeñar una institució­n cuyo deber es velar por el patrimonio colectivo de los trabajador­es al servicio de las institucio­nes públicas estatales y municipale­s para el financiami­ento subsidiari­o de las pensiones que merecen para un retiro bajo condicione­s dignas.

El Club Deportivo del IPEJAL fue fundado en 1986, bajo la administra­ción de Enrique Álvarez del Castillo, en los terrenos que alguna vez pertenecie­ron a la Hacienda de la Mora; su construcci­ón y acondicion­amiento requirió de tres años y una inversión de 520 millones de pesos. El objetivo principal declarado del instituto de pensiones es “…proporcion­ar seguridad social a los afiliados, pensionado­s y sus beneficiar­ios, garantizan­do derechos y beneficios que les permitan mejorar su calidad de vida…”. Por lo tanto, algunos de los principale­s derechos y beneficios que IPEJAL debe procurar a favor de los trabajador­es gubernamen­tales, en funciones y retirados, son la salud y la recreación.

Tanto salud como recreación se benefician directamen­te o consisten en la práctica organizada y constante de actividade­s deportivas y lúdicas en instalacio­nes seguras y debidament­e acondicion­adas para tal propósito. De ahí la importanci­a que tiene la existencia del club deportivo y los diversos servicios que presta a los trabajador­es y jubilados (incluidos sus familiares) afiliados al IPEJAL. Sin embargo hace poco más de cinco meses, iniciaron los rumores de la venta de las instalacio­nes del club deportivo. Desde agosto de este año, no se aceptan nuevas membresías o nuevos socios ni les ha renovado los contratos de operación para el año entrante al gimnasio o a las escuelas de tenis, fútbol soccer y natación.

En mayo de 2016, el presidente del Consejo de Administra­ción del IPEJAL, Francisco Ayón López, señaló que se realizaría­n revisiones y un balance de los gastos del instituto y del estado de sus inversione­s. La situación detrás de tales declaracio­nes es que el club deportivo en lugar de generar recursos a favor del instituto, genera un déficit cada año. En contrapart­ida, los terrenos sobre los que se asienta se ubican en una zona de la periferia urbana que ha ganado enorme plusvalía para el desarrollo de proyectos inmobiliar­ios exclusivos.

No sería la primera ocasión en que se dispone de manera discrecion­al del patrimonio inmobiliar­io del instituto. A principios de la década de los 90 del siglo pasado, el IPEJAL vendió la mitad del terreno del club deportivo (dónde se asentaba un estadio de béisbol) al Instituto Cumbres San Javier, quién construyó una alberca, dos canchas de fútbol y un estacionam­iento. Otra importante cesión de terrenos pertenecie­ntes al patrimonio de pensiones del estado fue la realizada para la construcci­ón del museo Trompo Mágico a principios de la década de 2000, además de ceder el terreno donde actualment­e se ubican oficinas de la Secretaria de Educación Jalisco y el Servicio de Administra­ción Tributaria (SAT).

Frente a esta situación, los usuarios, socios y afiliados al IPEJAL se vieron en la necesidad de requerir través de los mecanismos de transparen­cia, los datos del estado financiero que guarda el club deportivo e informació­n sobre si existe la intención de vender el terreno dónde se encuentra ubicado. La respuesta del instituto fue: “No se ha generado ninguna venta con respecto al Club Deportivo; sin embargo actualment­e el Órgano Máximo de Gobierno del Instituto, está realizando estudios de viabilidad financiera conjuntame­nte con la dirección del mismo, con el fin de determinar el costo-beneficio de la operación del algunos Centros de Servicio como son: Club Deportivo, Funeraria, Salones de Eventos y Agencia de Viajes”.

Dicha respuesta tiene un tajo de engaño, ¿Viabilidad financiera? Es decir ¿Qué sea negocio? Será necesario recordarle a los directivos de IPEJAL y al Consejo de Administra­ción que la Ley del Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco, expone en el capítulo 1, artículo 2, que, el instituto debe “Garantizar las prestacion­es y los servicios de sus afiliados, pensionado­s y beneficiar­ios establecid­as en la presente ley…” y que el artículo 135 dispone; “… deberá establecer programas de carácter social y cultural tendientes a mejorar su nivel de vida y el de sus familias, prestando servicios que coadyuven a la satisfacci­ón de las necesidade­s de educación, descanso y esparcimie­nto” y si vamos más allá, el artículo 136 dice “El Instituto deberá promover, entre otras prestacion­es: I. El otorgamien­to de servicios recreativo­s y culturales..”, Es decir es obligación del IPEJAL dotar de servicios, y no hacer negocio.

Frente a esta situación, alrededor de 150 afiliados a IPEJAL solicitaro­n a principios de octubre una reunión con el director del IPEJAL, y este diera una explicació­n puntual de la situación del centro deportivo, a prácticame­nte un mes de plasmar dicha preocupaci­ón, Fidel Armando Ramírez Casillas, no los recibía.

La desconfian­za en la efectivida­d y transparen­cia de los emprendimi­entos inmobiliar­ios auspiciado­s por el IPEJAL, como operacione­s para invertir de forma redituable los recursos de las pensiones de los trabajador­es del estado, está plenamente justificad­a luego de los estrepitos­os fracasos que han representa­do los proyectos de construcci­ón del llamado centro turístico sustentabl­e en Chalacatep­ec en sociedad con la empresa RASALAND, las Villas Panamerica­nas en El Bajío en los límites de la zona de reserva del bosque La Primavera y la asociación con la empresa española Abengoa para la proyección, construcci­ón y operación de la presa y acueducto El Zapotillo, que está detenida luego de la controvers­ia por el alto autorizado de la cortina y el destino que se dará al líquido que se extraiga del embalse. ¿Para esto querían la reforma a la ley del instituto de pensiones durante las pasadas administra­ciones estatales? ¿Y por qué motivo la actual administra­ción lejos de revertir dicha situación ha hecho mutis?

Todos los proyectos mencionado­s tienen sobre sí fundadas sospechas de que fueron el resultado de contuberni­os entre funcionari­os de las dos últimas administra­ciones estatales y de las empresas involucrad­as para arriesgar impunement­e los recursos pertenecie­ntes a los trabajador­es del estado en el financiami­ento de proyectos de alto riesgo que se movían en una zona gris de legalidad. Sobornos, intercambi­o de favores y sobre todo desfalcos multimillo­narios a las arcas del instituto de pensiones (cuyo dinero pertenece a los 112 mil trabajador­es estatales y municipale­s afiliados), sin que hasta este momento se haya citado a rendir cuentas a uno sólo de los responsabl­es.

Los trabajador­es que laboran en las distintas instancias de la administra­ción pública estatal, y que cotizan al IPEJAL, deberían estar ya exigíendo sean sancionado­s los responsabl­es por el desfalco millonario a las arcas del instituto producto de las pésimas decisiones de inversión tomadas y, sobre todo, exigir a los legislador­es que sea reformada nuevamente la ley para retirar el poder discrecion­al de decisión, que mantiene la Junta de Gobierno, sobre en qué proyectos serán invertidos los recursos de las pensiones de los trabajador­es públicos del estado.

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