Cuidadoras
Son personas dependientes quienes por razones ligadas a la falta o pérdida de capacidad física, psíquica o intelectual, tienen necesidad de una asistencia y/o ayuda de otra persona para la realización de las actividades de la vida diaria. Todas estas personas requieren de apoyo y cuidados, los cuales pueden ser vitales para niñas y niños, así como para adultos mayores que sufren deterioro funcional debido a la edad y personas con enfermedades crónico–degenerativas, o bien, con limitaciones físicas o mentales permanentes y severas. Ahora bien, las personas dependientes cotidianamente son atendidas por sus familiares (cuidadores primarios) que para los primeros meses de 2016 en el país eran aproximadamente 286 mil y que normalmente son mujeres, 97 de cada 100 cuidadores; a pesar de haber más miembros en la familia, comúnmente ellas son las que llevan el peso de los cuidados y ello implica un gran desgaste en su salud física y mental (sobre todo porque la mayoría de ocasiones no dejan de trabajar, dedicarse a los quehaceres domésticos y a la crianza de los hijos), así como en muchas ocasiones tienen que renunciar a su proyecto de vida. Esto es totalmente injusto para ellas, y también para las personas que cuidan, ya que por las situaciones mencionadas la calidad del cuidado se ve disminuida. Como sociedad tenemos que buscar que los demás familiares dejen su comodidad y negligencia y se involucren regularmente en los cuidados de las personas dependientes y no le dejen todo el trabajo a ellas, es decir que sea