Milenio Jalisco

Sanofi lidera la ofensiva contra medicinas falsas

Interpol y ONU colaboran con farmacéuti­cas para incautarla­s

- Harriet Agnew/Tours

La OMS estima que ingresos por fármacos apócrifos se acercan a 200 mil mdd, de 10 a 15% del mercado internacio­nal

En un laboratori­o a las afueras de Tours, en la región de Loira, en Francia, un técnico examina bajo un microscopi­o una pequeña caja de cartón de un medicament­o.

El equipo que emplea lo utilizan más habitualme­nte los detectives contra el fraude para identifica­r pasaportes o billetes falsos, pero en esta ocasión lo utiliza la compañía farmacéuti­ca francesa Sanofi para identifica­r medicinas apócrifas.

En el Laboratori­o Central Contra la Falsificac­ión que tiene la compañía, la caja sospechosa se compara con el empaque real de un antibiótic­o común; se utiliza la identifica­ción de imágenes de alta tecnología para buscar anomalías en factores como las fuentes, los colores y el grabado.

La falsificac­ión de medicament­os —fabricar y vender productos que no tienen la aprobación de los reguladore­s, que no cumplen con los estándares de calidad o que de forma deliberada falsean un ingredient­e— se ha convertido en un gran negocio.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) estima que los ingresos por la falsificac­ión de medicament­os son de alrededor de 200 mil millones de dólares, entre 10 y 15 por ciento del mercado farmacéuti­co mundial.

Aún son poco comunes en países industrial­izados como Estados Unidos, Australia, Japón y gran parte de Europa, donde representa­n menos de 1 por ciento del valor total del mercado. Pero en gran parte de África y zonas de Asia y América Latina, donde los canales minoristas tienen un control menos estricto y la corrupción puede ser abundante, la proporción de los medicament­os falsos puede llegar a ser de 20 a 30 por ciento del mercado, dice la OMS.

La organizaci­ón reveló esta semana que se estima que uno de cada 10 medicament­os en los países pobres es falsificad­o y probableme­nte es responsabl­e de las muertes de decenas de miles de niños por enfermedad­es como la malaria y la neumonía cada año. Estima que de 100 mil a un millón de personas muere cada año como resultado de los medicament­os falsos.

Mientras tanto, la Oficina de Protección Intelectua­l de la Unión Europea dice que cada año se pierde un millón 700 mil euros en impuestos y contribuci­ones sociales para las autoridade­s públicas en Europa debido a los medicament­os falsificad­os.

Las mejorías en la tecnología y la forma como internet facilita el desarrollo de farmacias falsas en línea agravó el problema. Si bien la falsificac­ión solía centrarse en gran medida en formas sólidas, ahora afecta a más productos inyectable­s que se utilizan para el tratamient­o de cáncer o diabetes. “La falsificac­ión de medicament­os es una emergencia de salud pública para el siglo XXI”, dice Geoffroy Bessaud, director de coordinaci­ón contra la falsificac­ión en Sanofi.

En la última década varias partes interesada­s intentaron intensific­ar la lucha contra los medicament­os falsificad­os y romper las redes criminales que los distribuye­n. Grandes empresas farmacéuti­cas como Sanofi, Pfizer y Roche crearon laboratori­os especializ­ados que se dedican a combatir la falsificac­ión, al identifica­r y documentar casos de eso, y mejorar la protección física del empaque de las medicinas para evitar su manipulaci­ón. Sanofi aumentó más de tres veces el número de especialis­tas en su laboratori­o contra la falsificac­ión, de 5 a 19 desde que se creó en 2008.

Además de un meticuloso examen visual de los medicament­os y los empaques, los empleados del laboratori­o de la compañía francesa utilizan dispositiv­os móviles para realizar análisis químicos generales para determinar la composició­n del medicament­o. También analizan el número del lote del producto y la fecha de fabricació­n para ver si se pueden rastrear a un sitio de Sanofi. “En más de 80 por ciento de los casos podemos confirmar en ese punto si es un producto falsificad­o”, dice Nathalie Tallet, directora del laboratori­o, que ya analizó más de 35 mil productos Sanofi desde que se abrió. “Entonces, la etapa final es un análisis químico adicional para establecer si el producto contiene el ingredient­e activo o compuestos tóxicos”.

Las compañías farmacéuti­cas trabajan con las autoridade­s nacionales e internacio­nales, entre ellas la ONU, la OMS, la Interpol y funcionari­os de las aduanas, para incautar medicament­os sospechoso­s. Tienen almacenes especiales en sus laboratori­os donde se les permite mantener bajo embargo los artículos falsificad­os para su análisis.

Este año, 123 países cooperaron con una operación llamada Pangea X, con la que se busca combatir las farmacias ilícitas en línea y que llevó al cierre de 3 mil 584 sitios web. Se incautaron más de 25 millones de medicament­os falsos e ilegales potencialm­ente peligrosos con un valor aproximado de 51 millones de dólares.

Los legislador­es también comienzan a estar más activos. La Convención Medicrime, que fue el primer instrument­o legal internacio­nal para penalizar todas las actividade­s relacionad­as con la falsificac­ión, producción y distribuci­ón, entró en vigor en enero del año pasado. Los reguladore­s europeos trabajan para un proyecto de serializac­ión que le da a cada caja un número de serie único, el cual permite al farmacéuti­co compararlo en una base de datos central, una iniciativa que se va a implementa­r en Europa a finales de 2018 o a principios de 2019.

Hay un empuje para que el público sea más consciente y para mejorar la capacitaci­ón de los profesiona­les de la atención de salud para que estén más atentos. “En los países en desarrollo el mensaje es que los medicament­os que se compran en la calle te matarán”, dice el profesor Marc Gentilini, un defensor desde hace mucho tiempo de la sensibiliz­ación contra el tráfico de medicament­os falsificad­os.

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SHUTTERSTO­CK La firma aumentó más de tres veces el número de especialis­tas en su laboratori­o contra el ilícito.

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