Meade y el “esquema de la pregunta válida”
Los primeros días de José Antonio Meade como candidato del partido en el poder no han sido muy diferentes a los de cualquier otro en las últimas décadas.
Mucha exposición mediática, harto evento público, entrevistas, banderas y porras.
Muy temprano para saber mucho más allá de slogans y algunos conceptos que tienen más que ver con la mercadotecnia electoral que con la política pública. Normal.
Hay un tema, sin embargo, con el que Meade y su campaña ya están lidiando y van a tener que lidiar los próximos meses y al que, por lo pronto, no parecen haber encontrado la fórmula.
El corresponsal de El País le preguntó al candidato:
—Pero, para que quede claro: ¿usted está dispuesto a investigar casos de corrupción de esta administración, involucre a quien involucre?
—Es que me parece que caemos de nuevo en el planteamiento personal. Tenemos que movernos en un esquema en el que la pregunta no sea válida. Un esquema que funcione para todos, en donde el acceso a la justicia y a la rendición de cuentas sea igual para cualquier funcionario. Vamos a funcionar bien cuando la pregunta deje de tener mérito. Cuando alguien piensa: “El problema depende de”, es que no entiende el problema de fondo”.
En su discurso de ayer dijo: “Habrá un combate frontal y definitivo a la corrupción. Ni un solo peso al margen de la ley. Ningún privilegio más que el de ser mexicano”.
Si uno junta ambas declaraciones, no es exagerado decir que suena a ya lo pasado, pasado.
Pero aún más, si se trata de crear institucio- nes y no detenernos en personas, como lo ha repetido, tendría que leer el reportaje de The New York Times del sábado pasado en que los cinco comisionados del Sistema Nacional Anticorrupción vigente se dicen engañados, obstaculizados. “Es un mal chiste, fui ingenuo cuando arrancó el sistema; creía y tenía la esperanza de que iba a funcionar”, dice uno. “Me dieron toda la responsabilidad y nada del poder”, expresó Jacqueline Peschard, presidenta del Comité de Participación Ciudadana y del Comité Coordinador.
Es decir, todo parece que hoy el asunto de la corrupción sí es un “problema que depende de” la voluntad política y de ejecución del gobierno, en este caso de uno del que él fue pieza clave.
Así que por lo pronto no veo un esquema donde la pregunta no sea válida.