OLVIDADOS.
El patrimonio de tres familias quedó reducido a cenizas luego de que el fuego destruyera sus fincas el jueves
Luego de que sus casas quedaran en cenizas por el incendio del pasado jueves en la colonia Ferrocarril, tres familias señalan que las autoridades estatales y municipales se han mostrado indiferentes para apoyarlos.
Araceli es madre de cinco hijos; trabaja en una fábrica de playeras donde gana en promedio 600 pesos a la semana, dinero que, sumado al sueldo de su esposo, solo les alcanza para alimentar a su familia, pero no para reconstruir el hogar, que perdieron el pasado jueves a causa de un incendio que se llevó su pequeña casa construida con retazos de madera, plástico y tela, en la colonia Ferrocarril.
La de la mujer es una de las tres familias que lo perdieron todo ese día, cuando las llamas consumieron parte de las humildes viviendas que se ubican sobre una calle polvosa de dicha colonia del municipio de Guadalajara.
En lo que pasa la crisis, Araceli, su esposo y sus hijos encontraron cobijo con su madre: “Ahorita estoy aquí con mi mamá, que nos apoya. En mi trabajo nos apoyaron con una despensa, porque dejé de trabajar y no estoy ganando dinero”.
Pero si no construyen pronto un nuevo techo, Araceli y su familia tendrán que regresar a vivir al vagón abandonado del tren de carga que fue su hogar por muchos años.
“Esas casitas nos las hicieron unos jóvenes que andaban en la organización Un Techo Para Mi País. Como yo vivía en un vagón del tren me hicieron mi casita, pero si no rehago mi casa pronto tendré que regresar al vagón del tren”.
Hasta el momento, reclaman los afectados, las autoridades estatales y municipales se han mostrado indiferentes para apoyar a los damnificados, más no así un grupo de ciudadanos, quienes les han tendido la mano con ropa y alimentos.
“Existen personas que nos han apoyado con ropa y zapatos; se acabó todo y nos quedamos sin nada”, señaló la mujer. “Yo le pido a la gente que nos ayude con algún material para construir ya sea madera, láminas... el chiste es que queremos levantar porque es incómodo estar en otra casa”, dijo.
Para hacer más llevadero el trago amargo a quienes lo perdieron todo, un par de vecinos limpiaron el terreno de los escombros que dejó la conflagración; incluso un niño puso su granito de arena y con la ayuda de una pala se dedicó a retirar la basura.
Ismael Lozano, también se quedó sin casa a causa del incendio. Es albañil, labora en la construcción de la Línea 3 del tren ligero, y tiene casi una semana sin trabajar, pues pidió permiso para faltar en lo que busca un nuevo hogar.
Ismael reniega del poco interés que tienen las autoridades para apoyarlos: “le estoy haciendo la lucha. Ahorita tengo permiso en el trabajo pues quiero arreglar esto primero”.
Ismael no sólo perdió su techo, también una televisión, su lavadora, dos camas, dos roperos y dos bicicletas. Si bien eran escasas sus pertenencias y de poco valor, para él lo eran todo.
“Uno tiene que salir delante de esta situación, a ver ahora cuánto dinero tengo que juntar para comprarme mis cosas”, concluye.