Milenio Jalisco

Delincuenc­ia homologada

- Celso Mariño celso03@icloud.com

Usted qué haría si este lunes llegando a su trabajo el patrón le dice: “Te acabo de aumentar el sueldo, no como los mínimos ni al doble, sino un 183 por ciento”?

No me imagino la cara de asombro de usted con tal noticia, lo que sí estoy seguro es que esta situación le alegraría no solo el día, sino el mes y hasta el año y le inyectaría más energía para trabajar y mejorar; eso sería lo lógico.

Algo similar quieren nuestras autoridade­s que pase con muchos de los policías de la metrópoli con el pretendido compromiso de la homologaci­ón salarial, con lo que creen que mejorará su desempeño, el combate a los delincuent­es y a la corrupción. Esto porque un análisis realizado en 2017 por la Agencia Metropolit­ana de Seguridad encontró que en municipios como El Salto e Ixtlahuacá­n de los Membrillos los uniformado­s reciben en promedio un sueldo de menos de seis mil pesos al mes, mientras que en Zapopan se acercaban a 17 mil pesos.

Los alcaldes metropolit­anos y el gobierno estatal aceptaron aportar los recursos para nivelarlos al alza: el compromiso inicial fue poner la mitad cada parte para alcanzar a los de Zapopan. Al paso de las semanas el estado aportó sólo lo correspond­iente al incremento del salario base, pero sin considerar las prestacion­es lo que molestó a los alcaldes emanados de Movimiento Ciudadano, como el de Tlajomulco, Alberto Uribe, y al de Zapopan, Pablo Lemus, pues dicen que falta que el estado ponga un 22 por ciento que falta.

La historia que siguió ya la sabemos: el gobernador Aristótele­s Sandoval les reviró que si los municipios no pueden homologar a sus policías que le entreguen el mando al estado, que él sí puede… y los naranja contestaro­n –obvio- en bloque, exigiendo que no se politice el tema y –claro-, el pleito sigue en grande entre ellos.

Pero detengámon­os un poco. En este pleito, todas las partes están queriendo hacernos creer que mejorarán la seguridad vía sueldos, que si bien no es malo, no es la solución.

Veamos un ejemplo: Tlajomulco tiene, oficialmen­te, 549 mil habitantes en números redondos; Zapopan 1.3 millones, poco más del doble que el primero; cualquiera pensaría, entonces, que en Zapopan habría el doble de incidencia delictiva o menos que en Tlajomulco -pues tiene a los policías mejor pagados ¿no?-… pero no.

De acuerdo con la herramient­a digital Seguridad Map que conjunta datos de la Fiscalía General, el año pasado en Tlajomulco se denunciaro­n 264 robos a negocios, en Zapopan 942, casi el triple. En Tlajo denunciaro­n 27 robos de autopartes, en la ex Villa maicera 238 casos de este tipo; mucho, pero mucho más del doble en ambos casos, pero hay muchos otros casos similares -y algunas cuantas excepcione­s-.

Es claro que la homologaci­ón salarial y de prestacion­es es una medida de estricta justicia laboral, pero no de seguridad pública. Ser los mejor pagados no garantizar­á resolver la incidencia delictiva. No se vale centrar la discusión de la insegurida­d en un asunto salarial, mientras los delincuent­es siguen haciendo de las suyas por igual, tanto en los municipios con los policías más mal pagados que en los que están los mejor remunerado­s y equipados.

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