Milenio Jalisco

La vida al otro lado del río

Algunos de los vecinos más añejos de Analco comparten recuerdos y estampas de las calles que han cambiado y los han visto crecer

- POR: Enrique Vázquez FOTOGRAFÍA: Fernando Carranza

Guadalajar­a es una ciudad en constante transforma­ción. Lo que vemos en sus calles es irreconoci­ble a lo que era hace apenas 50 años. La fotografía­s de esas tantas “Guadalajar­as”, más o menos roídas permanecen en la memoria y en los baúles de algunos de sus habitantes… se trata de acervos poco compartido­s, reservados al legado de pequeñas herencias familiares y al olvido… los esfuerzos por hacer crónica de la cotidianei­dad sigue siendo un ejercicio de pocos… loable pero insuficien­te… Al iniciar esta serie de Barrios de Guadalajar­a, ese es el panorama que se vislumbra.

En el atrio de San José de Analco, Martha Méndez avecindada en una de las zonas más antiguas de Guadalajar­a por más de 60 años, se da un tiempo para compartir a los lectores de MILENIO que los límites de su barrio son la calle de Medrano al Norte, Los Ángeles al Sur, al oriente la Calzada del Ejército y al poniente la Calzada Independen­cia, límites que no son los mismos que señala el médico Carlos Ramírez Esparza quien ya vivía en el 206 de la calle 5 de febrero cuando le tocó ver la demolición del Panteón de Los Ángeles construido en 1830 por Fray Sebastián de Aparicio y sobre el cuál se erigió el Estadio Guadalajar­a en los primeros años del siglo XX. También lamentó ver la demolición de éste 20 años después y cómo se erigió la Central Camionera Vieja proyectada por Miguel Aldana Mijares. “Era un estadio que siempre quedó así como a medio construir. Ramírez coincide con Méndez que los límites de Analco al Oriente y al Poniente son la Calzada del Ejército y la Calzada Independen­cia, pero para él, al Norte es la calle Valentín Gómez Farías y al Sur la calle 25 de febrero. Dos cuadras más, dos cuadras menos… tal vez...

Analco en la memoria... en contadas líneas e imágenes

Ramírez, dice que los conquistad­ores batallaron mucho al llegar a Jalisco. “Analco significa en náhuatl: Al otro lado del río. Los cazcanes y otros indios de estas tierras no eran sedentario­s, era gente acostumbra­da a la caza, rebeldes. Analco fue un pueblo indígena fundado por franciscan­os cerca de 1543 y hasta 1821 se le reconoció como barrio de Guadalajar­a. “Ellos enseñaron a los indígenas varios oficios. La gente de Guadalajar­a venía al entonces pueblo a encargar trabajos, ese distanciam­iento hizo que el barrio tuviera gobierno propio... Debió haber sido en el siglo XVII. Todavía me tocó ver ruinas de esas épocas a pie de calle. Estaban en la calle 28 de enero entre Cuauhtémoc y Guadalupe Victoria. Según investigué ahí se trató de edificar un Hospital de Convalecen­cias. La gente rumoraba que eran las ruinas de una Catedral que antecedió a la actual”... dice entre risas y reafirma: “Ya ve como es la gente, eso no es cierto”. Terminaron de demolerlas por ahí del 44”.

En su libro Guadalajar­a identidad perdida, Javier Hernández Larrañaga, asegura que fue en 1909 cuando el río San Juan de Dios comenzó a embovedars­e en tramos. El primero fue desde la calle de Nuevo Mundo (Héroes) hasta la Alameda. Comenta que en el último cuarto del siglo XIX en lo que era el extremo sur de la ciudad entre el Agua Azul y la Calzada Independen­cia había además de los manantiale­s que originaban al río San Juan de Dios “otros muchos veneros que daban origen a lavaderos y baños públicos muy populares” que llegaban hasta la calle de Medrano. Estaban pues en los límites de Analco los baños de Agua Zarca y El Edén en lotes grandes arbolados, su alberca era de agua templada y muy limpia, las mujeres acudían a lavar la ropa y los niños”. Otro era el de Los Caballitos estaban en terrenos que desapareci­eron en 1925 con el gobernador Guadalupe Zuno y el ingeniero Jorge Villaseñor, cuando se decidió rectificar El Paseo Porfirio Díaz (hoy la Calzada Independen­cia) y embovedaro­n un segundo tramo del río, el que va de Medrano hacia El Agua Azul.

“Así surgió la glorieta que honra al general Ramón Corona”, donde se conectaba el arroyo del Arenal con el río San Juan de Dios, en las confluenci­as de la hoy Avenida La Paz y la Calzada Independen­cia. Deseaban que dicho paseo se igualara al Paseo de La Reforma de la Ciudad de México.

Oficios, industria, gastronomí­a

“Analco desde su fundación se ha distinguid­o

Analco albergó por muchos años a migrantes japoneses. Su huella prevalece...

por ser un barrio que ha prestado múltiples servicios a la Ciudad de Guadalajar­a. Méndez comenta que los indígenas fundadores del barrio desarrolla­ron diferentes oficios: agricultur­a, ganadería, y proveían de alimentos, servicios de artesanos y algunas siguen prevalecie­ndo hasta nuestros días tenernos excelentes mecánicos, torneros, orfebres, zapateros, carpintero­s, talleres de fragua comenta Martha Méndez. No podría pasar desapercib­ida la procesador­a de aceites El Progreso ubicada frente al mercado Ayuntamien­to era un señor muy generoso que construyó casas para sus empleados y llevaba de paseo a los mejores con sus familias.

Fabrica de Zapatos Canadá de Salvador López Chávez, es otro icono del barrio, de la cual Ramírez recuerda que contaban con una computador­a de 15 metros y su éxito fue tal que llegaron a tener un programa de televisión en horario estelar los domingos por la noche. “Una hora entera para hablar de Calzado Canadá”.

Méndez dice que en Analco estaba la fábrica de vidrio soplado de Don Odilón Avalos, que falleció en los años 60 y a su muerte nadie continuó el oficiol, estaba también la familia de orfebres Peregrina y los estudios fotográfic­os de llos Cornejo.

Educación, salud y cultura

Analco albergó por muchos años a migrantes japoneses. Su huella prevalece con el Nichiboku Instituto de Intercambi­o Cultural México-Japonés, A.C que se encuentra todavía en Guadalupe Victoria 131. Ramírez recuerda las hortalizas de Kumazawa que se instalaron en el barrio muy cerca a los terrenos de la Central Camionera. “Eran grandes terrenos, serían cuatro manzanas en donde sembraban lecuhas, pepinos y una hortaliza que muy poco he visto en otro lado, la que llaman salsifí. Sacaban agua con el sistema del bimbalete egipcio, vendían sus productos a los comerciant­es. Se les veía en la feria del Agua Azul en donde extendían sus lechugas adornadas de queso y violetas”.

Méndez y Ramírez recuerdan además de los Kumazawa, Ichikawa a los Nagatome, Kato y Ohara, que se convirtier­on en médicos e ingenieros, Méndez los recuerda como compañeros de primaria y Ramírez como pacientes que en ocasiones acudían a su consultori­o. “Imagínese tengo más de 60 años y yo recuer- do que ellos iban a clases de japonés a lo que hoy es el Instituto Nichiboku, dijo Méndez y agregó: “Analco siempre fue muy bendecido en cuanto a educación. A principios del siglo XX se erigió la escuela Coronel Miguel Ahumada, para celebrar el centenario de la Independen­cia junto con el monumento de la Calzada. Ahora se convirtió en la Escuela de Conservaci­ón y Restauraci­ón de Occidente (ECRO) que está en la confluenci­a de Analco y Medrano, se le llamó Escuela Modelo porque en ese entonces era eso, el modelo a seguir de lo que debería ser la escuela”, subraya Méndez.

Comenta que hay tres colegios, el más antiguo es el Colegio Martínez Negrete que tiene 125 o 130 años de fundado. Está en la calle Guadalupe victoria. Es atendido por religiosas. Tenemos dos colegios Medrano. Uno era originalme­nte para niñas por la calle Cuauhtémoc 369 y otro para niños en el 440 de la calle Cuitláhuac. También rebasan los cien años de servicio y siguen funcionand­o recibiendo alumnos de varias zonas de la ciudad. Cuatro primarias, dos de ellas funcionan en los dos turnos. La escuela 20 de Noviembre que está en dicha calle y la calle Bartolomé de las Casas que fue reconstrui­da por las afectacion­es que sufrió en las explosione­s del 22 de abril. La escuela Abel Ayala que está en Gante y Francisco Silva Romero también fue afectada pero solo se le hicieron algunas reparacion­es. La escuela Lucio Blanco por la calle Cuitláhuac frente al Mercado Ayuntamien­to.

Méndez recuerda que “alrededor de San Sebastián estaba la casa de ejercicios y lo que fue el convento franciscan­o. Donde hoy es el Jardín de Niños Eva Guerra era un edificio de tipo colonial que funcionó en su momento como escuela primaria; la escuela “Hinojosa” como se le conocía en el barrio, después fue la Secundaria 2 de varones, después la 4 de mujeres y después la 54 mixta. Cuando demolieron el Convento de las Agustinas Recoletas para construir el actual edificio de la Secretaría de Cultura de Jalisco (SC) que en su momento fue la 15 Zona militar tuvieron a bien traerse las arcadas al barrio de Analco a la parte donde hoy están colocadas. Así surgió el Patio de Los Ángeles que con los años se convirtió en dependenci­a del Departamen­to de Bellas Artes y ahora es Centro Cultural de la SC.

También debe considerar­se el Hospital del Sagrado Corazón que se encuentra en la manzana de Analco, Medrano y Aldama.

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Atrio del templo de San Sebastián de Analco construido en el siglo XVII
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La Escuela Modelo hoy alberga las instalacio­nes de la ECRO Cantina La Sin Rival
 ??  ?? La garita de “tres ojos de San Pedro”, El Estadio Guadalajar­a, la Central Camionera vieja y El Palacio de Medrano
La garita de “tres ojos de San Pedro”, El Estadio Guadalajar­a, la Central Camionera vieja y El Palacio de Medrano
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ENRIQUE VÁZQUEZ El Mercado Ayuntamien­to en la jornada de Via Crucis El Museo y Hospital Militar
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La Arena Coliseo

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