Apuntes sobre el debate
S obre el primer debate presidencial de la campaña, realmente hay poco que decir. En primer lugar, es inevitable referirse al formato. Los tiempos para exponer los temas son demasiado cortos. Para todos los candidatos y la candidata, resulta materialmente imposible ir más allá de las generalidades.
Muy a pesar de lo que los candidatos y la candidata digan, el abordaje de los temas es muy similar y en la mayoría de los casos, poco novedoso. No hay propuestas radicalmente distintas una de otras. Destacaría en el tema de la seguridad, la apuesta de Anaya para desmantelar, más que descabezar a los grupos criminales. En materia de corrupción, todos coincidieron en la fiscalía autónoma y en el tema de democracia, con la ratificación de mandato, con matices en su ejecución.
Margarita Zavala tuvo un desempeño gris. No transmite, ni genera confianza. Por más que se empeña en hablar por sí misma, carga el lastre de Felipe Calderón. Trastabilló constantemente. Su tono se escucha forzado y a todas luces, no tiene la altura para el cargo que busca.
El Bronco es una burla. Jugó el triste papel entre el bufón y el mensajero. Su discurso oscila entre la banalidad y la estridencia. Su presencia en el debate significa un desperdicio de tiempo y recursos.
José Antonio Meade tuvo un buen desempeño. Claro en sus ideas y su planteamiento. Administró muy bien sus tiempos. Pudo acreditar parte de su narrativa en cuanto a presentarse como un candidato preparado, pero por más que intentó, no pudo alejarse del PRI, para presentarse como un ciudadano.
Ricardo Anaya, de quien había muchas expectativas sobre su capacidad de debatir, no logró un desempeño avasallador. Manejó bien sus temas, enfrentó bien los ataques, pero le faltó chispa y pasión para catapultarse y relanzar su campaña.
Andrés Manuel capoteó el temporal. No se equivocó, ni se exasperó, pero tampoco destacó en ninguna de sus intervenciones. Desaprovechó la oportunidad para acercarse al votante indeciso y consolidar su ventaja.
Mis conclusiones sobre este primer debate son: tanto en la contienda, como en los debates, sobran el Bronco y Margarita Zavala. Los episodios de contraste fueron predecibles y se basaron en reciclar observaciones y señalamientos ya conocidos por la opinión pública. Los ataques al puntero no lograron su objetivo. No hubo propuestas ni apuestas innovadoras en los temas tratados. El trabajo de los moderadores fue bueno a secas, así como también las preguntas formuladas para cada candidato. Finalmente, a juicio de quien escribe, no hubo un ganador visible y por tanto, las cosas se mantienen tal como estaban.