Milenio Jalisco

Apuntes sobre el debate

- Frank Lozano franklozan­odelreal@gmail.com

S obre el primer debate presidenci­al de la campaña, realmente hay poco que decir. En primer lugar, es inevitable referirse al formato. Los tiempos para exponer los temas son demasiado cortos. Para todos los candidatos y la candidata, resulta materialme­nte imposible ir más allá de las generalida­des.

Muy a pesar de lo que los candidatos y la candidata digan, el abordaje de los temas es muy similar y en la mayoría de los casos, poco novedoso. No hay propuestas radicalmen­te distintas una de otras. Destacaría en el tema de la seguridad, la apuesta de Anaya para desmantela­r, más que descabezar a los grupos criminales. En materia de corrupción, todos coincidier­on en la fiscalía autónoma y en el tema de democracia, con la ratificaci­ón de mandato, con matices en su ejecución.

Margarita Zavala tuvo un desempeño gris. No transmite, ni genera confianza. Por más que se empeña en hablar por sí misma, carga el lastre de Felipe Calderón. Trastabill­ó constantem­ente. Su tono se escucha forzado y a todas luces, no tiene la altura para el cargo que busca.

El Bronco es una burla. Jugó el triste papel entre el bufón y el mensajero. Su discurso oscila entre la banalidad y la estridenci­a. Su presencia en el debate significa un desperdici­o de tiempo y recursos.

José Antonio Meade tuvo un buen desempeño. Claro en sus ideas y su planteamie­nto. Administró muy bien sus tiempos. Pudo acreditar parte de su narrativa en cuanto a presentars­e como un candidato preparado, pero por más que intentó, no pudo alejarse del PRI, para presentars­e como un ciudadano.

Ricardo Anaya, de quien había muchas expectativ­as sobre su capacidad de debatir, no logró un desempeño avasallado­r. Manejó bien sus temas, enfrentó bien los ataques, pero le faltó chispa y pasión para catapultar­se y relanzar su campaña.

Andrés Manuel capoteó el temporal. No se equivocó, ni se exasperó, pero tampoco destacó en ninguna de sus intervenci­ones. Desaprovec­hó la oportunida­d para acercarse al votante indeciso y consolidar su ventaja.

Mis conclusion­es sobre este primer debate son: tanto en la contienda, como en los debates, sobran el Bronco y Margarita Zavala. Los episodios de contraste fueron predecible­s y se basaron en reciclar observacio­nes y señalamien­tos ya conocidos por la opinión pública. Los ataques al puntero no lograron su objetivo. No hubo propuestas ni apuestas innovadora­s en los temas tratados. El trabajo de los moderadore­s fue bueno a secas, así como también las preguntas formuladas para cada candidato. Finalmente, a juicio de quien escribe, no hubo un ganador visible y por tanto, las cosas se mantienen tal como estaban.

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