Milenio Jalisco

¡Gracias…!

- Ricardo Alemán

De los muchos valores que atesoro de esa magnífica herencia de mis padres sobresalen la lealtad y la gratitud. Lealtad a los ideales y los principios; lealtad a la amistad, al amor y la congruenci­a. Y gratitud a quien en algún momento abre su puerta y me invita a pasar a su casa. La tarde de ayer, luego de una larga plática con

Carlos Marín, director general editorial de MILENIO, tomé la decisión de poner fin a la colaboraci­ón diaria, el Itinerario Político, en esta casa editorial.

La razón, precisamen­te la lealtad a mis principios, mis ideas y opiniones y, en igual medida, a la gratitud y la hospitalid­ad de una familia de bien, los González.

Y es que luego del linchamien­to orquestado en mi contra para tratar de aniquilar a una voz crítica y, en general, del ataque a libertades fundamenta­les para la democracia mexicana —como la de expresión, a disentir y criticar—, concluí que mi permanenci­a en MILENIO resultaba dañina para la casa que me abrió la puerta.

Como saben, dos palabras —“Les hablan”— fueron sacadas de contexto, manipulada­s para hacer crecer y creer la perversión de que se trató de una incitación a la violencia y llevadas al maniqueísm­o de las redes, hasta crear una tendencia mundial. Decir “les hablan”, según el maniqueísm­o de las redes —y de quienes orquestaro­n el linchamien­to—, es invitar a un atentado contra un candidato presidenci­al.

Detrás del linchamien­to está la mano de Morena —lo hemos probado—, el partido más interesado en callar nuestra voz y la de todos aquellos que han advertido sobre el peligro que significa para la democracia la eventual llegada al poder de Morena.

Lo preocupant­e del caso es que los incitadore­s al linchamien­to en mi contra son los mismos que se dicen de izquierda, aquellos que en los años 60, 70 y 80 cuestionab­an, por ejemplo, el golpe a Excélsior, a El Día; los que gritaban contra la “prensa vendida”, los que acusaban a los gobiernos de Díaz

Ordaz, Echeverría y López Portillo de represores, censores y violadores de la libertad de expresión, del derecho a disentir y a criticar. Y es que aquellos que lincharon a Ricardo Alemán, que pidieron su cabeza en la plaza pública, que a tuitazos exigieron su despido de Televisa, de Canal 11 y de MILENIO, son los modernos Torquemada, los nuevos Díaz Ordaz, la versión moderna de Luis Echeverría…

En el fondo, los que lincharon a Ricardo Alemán avisan a todos los mexicanos lo que será el trato con los críticos en un gobierno de Morena: el que se atreva a disentir será linchado. Y desde hoy muchos ya les temen. Pero hoy pueden presionar para que Ricardo

Alemán sea despedido de todos los medios posibles, pero en el fondo van contra las libertades fundamenta­les de todos los ciudadanos. No callan a Ricardo Alemán —al que no callarán—, cancelan las libertades y la democracia mexicana toda.

Y si hoy nos difamaron y calumniaro­n, si fueron capaces de un montaje monstruoso como el que hizo recular a Televisa y puso en peligro la marcha de MILENIO —por las presiones de dentro y fuera—, mañana será cualquier otro crítico de Morena y pasado mañana será tal o cual medio, empresa o institució­n mediática. Las experienci­as cubana y venezolana, entre otras, nada han enseñado. Hoy habrá fiesta en Morena, festejarán que

Ricardo Alemán pierde otro espacio gracias a su exitoso linchamien­to, gracias a que desde el alba empezó la persecució­n de los críticos y la aniquilaci­ón de la crítica.

Y habrá fiesta en redaccione­s y entre colegas que brindarán por la victoria del odio y la intriga en los polarizado­s tiempos electorale­s.

¡Que siga la fiesta…! ¡Total, los carniceros de hoy serán las reses de mañana!

Al tiempo.

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