“LLEVAR LA ARMONÍA FAMILIAR A LA ESCUELA”
En su trayectoria de tres décadas como docente, Laura Olivia Rodríguez Puente ha atestiguado cinco reformas al Plan de Estudios de Educación Preescolar (PEEP 1987, 1992, 2004, 2011 y 2018). Todos en busca de mejorar lo que aprenden los niños en este primer peldaño de escolarización, que antes era opcional. Actualmente se exige al menos cursar el tercer grado para ingresar a la primaria. Ahora se aprenden muchas cosas.
La reciente reforma educativa privilegia el desarrollo de los proyectos para que los alumnos adquieran también “conocimientos para la vida”. En 1987 la sociedad era otra y la dinámica familiar también. Un cambio que puede reflejarse en las escuelas con problemáticas como el acoso escolar o
bullying. Este fenómeno no es común en el jardín de niños, pero el Programa Nacional de Convivencia Escolar aterrizó en las aulas de Tlamatini con un enfoque preventivo: sembrar desde tierna edad el principio del respeto a los otros, a las niñas y a los niños, por diferentes que sean y a enseñar valores para convivir en armonía.
“El programa está diseñado para apoyarnos a evitar el problema el bullying en la educación básica y nos proporciona un material exclusivo para los alumnos del tercer grado, un libro con actividades que deben realizar en su casa, con su familia y en la escuela con sus compañeros. Es una forma muy amena e interesante de que los niños comprendan valores y enseñarles a convivir”.
Laura, quien será reconocida este Día del Maestro con la medalla al mérito, asegura que los niños se dan cuenta de la situación que se vive en la sociedad y aprenden lo que viven. “Sus papás trabajan y no están con ellos todo el tiempo, algunos se quedan con tíos, con vecinos, con los abuelos o con la televisión”, apunta, por lo cual desde el preescolar hay que formarlos con valores, atender sus necesidades e identificar las alertas para prevenir que en la primaria sean niños agresivos, acosadores”.
La estrategia es exitosa, los mismos alumnos señalan lo que es bueno y lo que no es bueno, participan de las reglas del salón y de la escuela. El llevarse actividades a casa refuerza el mensaje. Se trata de juegos que deben realizar con sus papás o los familiares con quienes vivan.
En una comunidad como San José del Castillo, rodeada de nuevos fraccionamientos de interés social, con poblaciones de otros municipios, con disímbolas costumbres a las de esta delegación saltense, educar a favor de la paz y la no violencia es un reto. Y en este jardín con 138 alumnos, ya se ganó: “Podemos decir que en un 90 por ciento hemos logrado la convivencia sana”.
El mérito lo atribuye a los padres que a pesar de sus labores están involucrados con el proceso de aprendizaje de los niños y participan en actividades de dramatización, de lectura de cuentos, y otras en las aulas. “Eso es resultado del programa que llevamos, para rescatar más que nada la armonía familiar y llevarla a la escuela. Que el niño vea que su mamá comparte las actividades que él realiza en el preescolar refuerza ese triángulo de los papás (o sustitutos), los alumnos y los maestros”.
Al final, la meta es atender al niño de forma integral, con prevención. Y lo mejor de esta reforma, según Laura que ha visto cinco, es que permite desarrollar las habilidades que tiene cada niño, incentivando sus particulares competencias.