Casa Padre
Ayer, un grupo de periodistas estadunidenses recorrió el albergue Casa Padre en Brownsville, Texas, donde casi mil 500 niños migrantes viven internados. La mayoría de los menores llegaron a la frontera sin la compañía de un adulto, otros, fueron separados de sus padres y reclasificados como menores no acompañados a partir de la implementación de la política bautizada por la administración Trump como “cero tolerancia”.
La crónica de los reporteros que ingresaron a este albergue supervisado por el departamento de salud y servicios familiares es a falta de un mejor adjetivo, desgarradora.
Niños acinados en cuartos sin ventanas que solo pasan un par de horas al día al aire libre. Una hora de tiempo libre y otra con actividades programadas por sus cuidadores. El resto del tiempo permanecen en una bodega que antes funcionada como una tienda Walmart.
Al entrar, lo primero que se aprecia es un mural del presidente Donald Trump con la cita: “A veces se pierde una batalla, pero siempre encontrarás una nueva forma de ganar la guerra”. Otros murales de otros presidentes y uno con el rostro del director general del centro adornan el resto del albergue.
Cuando los periodistas encontraron una fila de pequeños esperando la comida, los encargados del lugar les pidieron que sonrieran para que los niños no se sintieran como “animales enjaulados”. Los niños pasan seis horas en la escuela y tienen acceso a cabinas telefónicas para tratar de comunicarse con sus familiares.
South West Key, la organización sin fines de lucro que opera este centro, tiene bajo su cargo 26 propiedades similares. Todo operando a su máxima capacidad desde el endurecimiento de las medidas migratorias ordenado por Trump y su fiscal general, Jeff Sessions.
Según datos oficiales, poco más de 11 mil niños permanecen bajo el cuidado del gobierno estadunidense esperando ser reunificados con sus padres o con algún familiar. Organizaciones dedicadas a la protección de los niños y de los migrantes, han documentado instancias de mal trato y hasta abuso en muchos de los lugares donde permanecen los menores. En Casa Padre, por ejemplo, se han registrado casos en los que los niños no reciben el tratamiento médico adecuado, entre otras irregularidades.
Esta es la política de separación familiar de Trump. Esto es Estados Unidos en 2018 y en este contexto es en el que la administración ha anunciado la intención de establecer carpas en bases militares para alojar ahí y en esas condiciones a más niños. Niños internados en campamentos, esa es la solución de Trump al complejo desafío de la inmigración indocumentada.