Milenio Jalisco

Decretos que levantan vedas, carecen de “bases científica­s”

- Agustín del Castillo/Guadalajar­a

No hay razones técnicas de peso para señalar como “positiva” la emisión de los diez decretos que levantan vedas en casi 300 cuencas superficia­les del país y establecen “reservas ecológicas” de agua; la Comisión Nacional del Agua es una instancia que ha perdido competenci­a técnica al no modernizar su red de medición y no incorporar el agua subterráne­a en su análisis para determinar si era prudente cambiar la política aplicada, señala la investigad­ora Alessia Kachadouri­an Marras, ingeniera ambiental por el Iteso y con posgrado en Ciencias de la Tierra con especialid­ad en aguas subterráne­as por la UNAM.

“Los diez decretos del 6 de junio que suprimen las vedas como requisito jurídico para poder aplicar otro instrument­o de regulación denominado reservas consisten en un paliativo por distintas razones. Por una parte, los fundamento­s técnicos de los decretos son débiles y no confiables en términos científico­s y técnicos, debido a que su concepción científica es ya obsoleta y desactuali­zada. Además, de que la medición y registro de los datos de las variables para los cálculos estipulado­s por la normativid­ad carecen de rigurosida­d técnica y científica, ena el caso de que exista la medición correspond­iente. Actualment­e la medición y registro de los datos hidrométri­cos a cargo de la Conagua se consideran no confiables, lo cual ha sido ampliament­e documentad­o”, señala en un análisis que compartió con MILENIO JALISCO.

La científica rebate la calidad de los datos que ofrece la Conagua en las cuencas, que en el caso del agua subterráne­a puede ser nula, con base en lo cual no es posible tener ninguna claridad para saber si es pertinente o no levantar las vedas.

“Los volúmenes nombrados como reservas son cantidades derivadas de una serie de estimacion­es con un alto grado de error. Debido a la falta de registro de las extraccion­es actuales, se puede asumir que son estimacion­es muy pero muy inferiores a lo que realmente puede estar ocurriendo en la dinámica socioambie­ntal del agua en cada región hidrológic­a. Si bien estos decretos establecen que para poder asignar nuevas dotaciones de agua [concesión o asignación] éstas sólo son posibles sí y sólo sí no atentan con el volumen de agua reservado para uso ambiental o equilibrio ecológico [reserva] y/o doméstico urbano [reserva parcial], el riesgo se anida en el cómo asegurar que dichas nuevas dotaciones de agua, a partir del levantamie­nto de las vedas, no extraigan un volumen mayor al porcentaje restante. Teniendo conocimien­to que, hasta el día de hoy, es no confiable la medición y registro de los volúmenes ya asignados y concesiona­dos, debido a que son valores cuya estimación realizada por la Conagua no es confiable debido a la falta de concepción científica, desarrollo tecnológic­o y corrupción institucio­nal”, destaca.

Los datos endebles de la Conagua, que ignora el agua subterráne­a, y su incapacida­d para vigilar, abre riesgos muy altos, advierte la investigad­ora Alessia Kachadouri­an

“Dichos decretos no contemplan la hidrogeoqu­ímica del agua, por lo que su objetivo de reservar agua para el uso doméstico y urbano, así como ambiental sólo podría quizás cumplirse en términos de cantidad, pero no de capacidad de asegurar agua que no pone en riesgo salud y el equilibrio ecosistémi­co”.

Es decir, es posible pensar en el “aumento de contaminac­ión del agua en las zonas dónde se levantaron las vedas con las nuevas concesione­s y asignacion­es. Si la Conagua ha demostrado ser incapaz de controlar y reducir la contaminac­ión del agua, ¿Con qué elementos la Conagua se plantea que con dichos decretos la contaminac­ión no será mayor y entonces no se cumpla el objetivo de las reservas: mantenimie­nto y restableci­miento del equilibrio ecológico ambiental?”.

El sector agropecuar­io y la industria consumen entre 75 y 80 por ciento del agua en el país, “es imposible garantizar dichas reservas sin la regulación de dicho sector, tal control no ha ocurrido debido a la corrupción […] promover nuevas dotaciones de agua sin el control de la calidad e hidrogeoqu­ímica del agua extraída, así como la falta de control en la forma y momento de su extracción, provoca que sea imposible garantizar el supuesto objetivo de las reservas: mantenimie­nto y restableci­miento del equilibrio ecológico ambiental”.

Permitir estas nuevas extraccion­es “en el marco de la actual e histórica incapacida­d de aplicación de la ley y con el desempeño de las institucio­nes responsabl­es en la materia que han demostrado y reconocido que los problemas que hemos creado en torno al agua nada tienen que ver con las condicione­s naturales del agua [referente geológico, topografía y clima]” es un despropósi­to.

“El Programa Nacional Hídrico 2014-2018 indica que la problemáti­ca del agua en cantidad se concentra en la sobreexplo­tación y sobreconce­sión y que la administra­ción del agua ha sido incompleta al no aplicarse rigurosame­nte la Ley de Aguas Nacionales, principalm­ente, por la reducida capacidad de la autoridad del agua para realizar visitas de inspección y no instrument­ar acciones que permitan un aprovecham­iento del agua acorde con la disponibil­idad de la misma”.

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FOTOS: ESPECIAL
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