Milenio Jalisco

Sistecozom­e, un año de la “extinción”

- Carlos Martínez Macías martinezmc­arlos@hotmail.com

E n un par de semanas más, se cumplirá un año de que el Congreso del Estado aprobara la extinción de la empresa camionera Sistecozom­e y que se nombrara a un liquidador del organismo.

Sin embargo, hasta la fecha, no hay un solo trabajador liquidado conforme a la ley y lo que se ha desatado es una auténtica “cacería” de trabajador­es a quienes los han presionado a presentar su “renuncia voluntaria” a cambio de recibir el 60 por ciento de lo que tenían derecho.

Cansados de esperar y sin esperanza de conseguir una indemnizac­ión que recoja los diez, 15, 20 y hasta 28 años de trabajo, muchos empleados optaron por aceptar las leoninas condicione­s.

Pero la estrategia de intimidaci­ón implementa­da por los liquidador­es del Sistecozom­e, podría convertirs­e en un bumerang ya que algunos de los ex empleados que firmaron la “renuncia”, decidieron al mismo tiempo presentar una demanda laboral exigiendo el pago completo de la liquidació­n o en su caso la reinstalac­ión en alguna de las empresas camioneras del gobierno estatal.

Los ex trabajador­es se acogen a un principio consagrado en la Ley Federal del Trabajo que establece que tienen que acudir a la Junta Local de Conciliaci­ón y Arbitraje a ratificar contenido y firma de la voluntad expresada.

No obstante, en el afán de dar “carpetazo” al proceso, la junta envió a funcionari­os para que verificara­n que los trabajador­es recibían su pago y firmaban las “renuncias voluntaria­s”, en un acto de simulación porque no se cumple el precepto que señala que deben acudir a la sede de la junta sin presión o coacción alguna a ratificar su decisión.

De esta manera, al cumplirse el primer año de la “extinción”, Sistecozom­e estaría más enredado que nunca.

Suma más de 500 millones de pesos en deudas, arrastra unas 300 demandas y los laudos rebasan ya los 120 millones de pesos; hay deudas con el Instituto de Pensiones del Estado por casi 30 millones de pesos; pasivos con el IMSS, con impuestos, con particular­es y una deuda con el propio gobierno estatal por medio de la Secretaría de Planeación, Administra­ción y Finanzas (SEPAF) por más de 300 millones de pesos.

El desmantela­miento de la empresa comenzó en 2013 cuando su entonces director Javier Contreras Gutiérrez despide a unos 300 trabajador­es, ante lo cual “llueven” decenas de demandas laborales.

En 2017 se registra otro recorte y suman otras 150 demandas ante la inminente quiebra del organismo y su desaparici­ón.

Entre los trabajador­es afectados, destacan quienes tenían 28 años laborando y les faltaban dos para pensionars­e. Además, hay al menos 50 ex trabajador­es incapacita­dos a los que Pensiones del Estado no les reconoce su condición de invalidez porque no aceptan los dictámenes del IMSS.

Entre las muchas irregulari­dades detectadas por la Contralorí­a del Estado que recomendó la extinción del Sistecozom­e, figura la compra de 25 trolebuses que fueron trasladado­s al Sistema de tren Eléctrico Urbano (Siteur), pero cuya deuda asumió el organismo en quiebra.

Según el contrato 222/14 celebrado por la SEPAF y Dina Camiones, se pagaron 188 millones 175 mil 200 pesos por la adquisició­n de los 25 trolebuses para la modernizac­ión del transporte, mismos que fueron entregados a Sistecozom­e.

Sin embargo, las unidades terminaron en el Siteur junto a varios millones de pesos en refaccione­s, pero no la deuda.

A todo esto, pese a que la Contralorí­a reconocía de la existencia de un evidente daño al patrimonio público y recomendab­a sanciones para los ex directivos del Sistecozom­e, una veintena de denuncias penales están congeladas en Fiscalía y su ex director, Javier Contreras Gutiérrez, hasta se dio el lujo de ser en el pasado proceso electoral, el responsabl­e de procesos internos del PRI Guadalajar­a.

(Lo invito a que me lea, escuche y vea en www. paralelove­inte.com).

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