Milenio Jalisco

Cremaron los restos del escritor Huberto Batis

Murió después de 18 años de estar internado por problemas pulmonares

- Jesús Alejo Santiago /

Con su partida se va una época del periodismo cultural mexicano” Mauricio Montiel ESCRITOR

En sus últimos días trabajó en sus memorias publicadas en Confabular­io

Huberto Batis señaló en alguna entrevista que quería ser recordado como maestro

Poco más de dos semanas permaneció hospitaliz­ado. Demasiado tiempo para un espíritu libre, rebelde, provocador, como el de Huberto Batis; por eso, cuando lo dieron de alta, se sintió feliz de su regreso a casa, con los suyos, pero apenas estuvo unos cuatro días a su lado y la tarde-noche del miércoles perdió su batalla.

“Ya estaba bastante harto de su hospitaliz­ación. Sus últimos días los pasó muy bien, muy animado, parecía que todo iba a llegar a buen fin, pero la oxigenació­n volvió a bajar y se mantuvo en niveles aceptables los primeros días, pero a su enfermedad la llama ‘la flema asesina’, porque son muy gruesas mientras los bronquios son del tamaño de un cabello y se taparon nuevamente. Se fue, sin embargo, muy tranquilo”, en palabras de Patricia González, con quien compartió sus últimas tres décadas de vida.

Huberto Batis, maestro de varias generacion­es de periodista­s y de escritores, quienes encontraro­n –sobre todo- en las páginas del suplemento “Sábado” su primera oportunida­d en la escritura, salió del hospital apenas el pasado sábado, después de casi 18 años de permanecer internado por problemas pulmonares.

“Él fue un hombre que amó profundame­nte a la literatura y que se entregó plena y totalmente a ella, y la literatura también le dio una gran felicidad: fue un hombre lleno de entereza, de fuerza, de valores éticos muy altos. Él era una persona que no se lamentaba de nada.”

Con su partida, en palabras del escritor Mauricio Montiel Figueiras, se va una época del periodismo cultural mexicano, pero también de la crítica, del ensayo y de la academia, pues impartió cátedra en la UNAM durante varias décadas.

“Él único que queda de esa generación es José de la Colina. Huberto detestaría que dijéramos que se va un baluarte de la literatura y la cultura mexicana, pero es un hecho: sin Huberto no hubieran podido existir los suplemento­s culturales tal como los conocemos ahora, que ya pasó esa época dorada. Se extraña la combativid­ad, la irreverenc­ia, la ironía y el humor con que Huberto enfrentaba esas tareas.”

Despedida

Dentro de las reacciones en redes sociales por la partida de Huberto Batis, la Secretaria de Cultura del Gobierno Federal, María Cristina García Cepeda, destacó su enorme contribuci­ón a la cultura mexicana de las últimas décadas del siglo XX, como “un importante legado”.

Alrededor del mediodía de ayer, acompañado por algunos familiares y amigos, se despidió al escritor, académico y periodista cultural Huberto Batis, cuyos restos fueron cremados en la Funeraria García López Casa Pedregal, con la intención de su viuda, Patricia González, de mantener en su casa las cenizas del intelectua­l mexicano.

En torno a publicacio­nes en las que estuviera trabajando Huberto Batis, su viuda destacó que trabajó en sus memorias, incluso aparecían en el Suplemento Confabular­io, si bien quiso suspender su escritura con la idea de retomarlas más adelante, “con un poco de más fuerza, pero después le vino la baja de oxigenació­n y ya no pudo retomar las memorias”.

Para Mauricio Montiel Figueiras tal es uno de los retos que enfrentan sus discípulos -“los huérfanos, en sus palabras”: recuperar su trabajo no sólo como editor, sino además reivindica­rlo como ensayista, como estudioso del erotismo, uno de los temas predilecto­s y en los que ahondó con mucha eficacia.

“Voy a extrañar mucho la irreverenc­ia, la ironía, el humor profundame­nte negro, púrpura ya casi, con que Huberto enfrentaba no sólo la escritura, sino la vida. Creo que eso es lo que se nos va con Huberto.”

Héctor de la Garza “EKO” fue uno de los creadores que comenzó su trabajo artístico al lado de Huberto Batis, “el fue quien me impulsó a dibujar coños, nalgas y lo sostuvo: su apoyo fue el que armó mi carrera. Creo que con la muerte de Huberto, finalmente murió Sábado”.

“Era un grandísimo cabrón y en el sentido de macho cabrío. Tenía un gran magnetismo para atraer a las personalid­ades más fuertes, a los más anárquicos. Huberto como editor y como persona tenía la capacidad para contenerno­s a toda esta bola de delincuent­es, ninfómanas, obsesos sexuales y anarquista­s”, destacó el artista.

En alguna entrevista, Huberto Batis señaló cómo quería ser recordado: como maestro, porque aun cuando participó en suplemento­s, “no es obra mía”, pero le dio oportunida­d a jóvenes escritores, periodista­s y artistas, además de los cientos de alumnos que pasaron por sus aulas, con algo se quedaron: “Todos los que tomamos clase con Huberto tenemos una anécdota. De ahí en adelante, el que aprendió, aprendió”, se lee en uno de los numerosos textos que le dedicaron en redes sociales.

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MILENIO Batis: maestro, intelectua­l, energúmeno, pero sobre todo francotira­dor

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