Disparates de Goya en el MUSA
n deseo es un deseo, y todo mundo tiene uno tan grande que lo llama sueño.
Decía un amigo que su deseo era equivocarse, porque la realidad le mostraba que no estaba errado en sus apreciaciones sobre el porvenir de la sociedad.
Muchos como él tienen un gran deseo en relación con las cosas del arte y la cultura.
Una gestora de cultura preguntaba “¿qué harías si te tocara el área de Cultura de un ayuntamiento?” Otros desean que haya cambios, pero todos piensan dentro del mismo marco de referencia: el Estado como administrador general de las cosas del arte y de la cultura.
Pero el Estado es el gran padre de todos los artistas, que sólo puede tener dos actitudes, padre protector y padre crítico.
Como tal, tiene unos hijos consentidos y otros que no lo son.
Como padre crítico, objeta, critica, regaña, pone fuertes límites, pide que le justifiquen lo que quieren hacer. Como protector proporciona, acepta, apapacha, es manga ancha y hasta “barco”. En esa actitud, sólo es protector con unos cuantos y crítico con la mayoría.
Hay artistas que se sienten libres y que pueden hacer lo que les da la gana, y lo hacen, y por lo mismo se ven frente a un padre crítico. Hay quienes creen que necesitan del apoyo del padre y hacen todo lo que él quiere y obtienen todos sus apoyos, aunque no todos los protegidos por el padre tienen el mismo talento, ni cuantitativos ni cualitativo. En un periodo de cuarenta años, hay quien ha escrito más de ochenta libros en todos los géneros literarios, hay quien sólo ha escrito unos dieciséis y otros cuyo total de páginas tipografiadas no llegan ni a quinientas, a pesar de que los tres recibieron apoyos incondicionales del gobierno-padre protector.
Ahora hay una esperanza de cambio con la llegada de nuevos administradores de la cosa pública, aunque hay que tomar en cuenta que sólo serán hombres en el mando, pues la actitud general del Estado seguirá siendo la misma.
Cualquier sujeto en la dirección del área de Cultura hará lo mismo que ha hecho la actual administradora, que no es otra cosa que ejercer la obediencia a quien manda.
Los que hacen arte deberían ser tan libres que no necesiten ni un peso partido por la mitad del Estado y habría que cambiar la idea central de todo esto: el Estado no tiene obligación de apoyar a los que hacen arte, pues el apoyo es para los individuos y no para el arte, entendido como una idea de libertad.
La muestra puede apreciarse del 30 de agosto al 6 de enero
Francisco de Goya fue un pintor y grabador aragonés que se distinguió por su estilo original e innovador, uno de los pocos que se diferencian de sus coetáneos, fríos y academicistas.
La enigmática serie de grabados de Goya (1746-1828), denominada Los disparates, estará por primera vez en el Museo de las Artes (MUSA).
El curador Hilario Galguera, propietario de los grabados y la galería homónima con sede en la Ciudad de México subrayó que “Goya es el artista por excelencia en todos los sentidos, porque entendió a la producción artística como la máxima expresión del espíritu humano. Este hombre excepcional sí pudo entender ese ciclo absoluto del desarrollo del espíritu humano con todas las luces y las oscuridades, pero no se quedó con ese sentimiento de amargura, sino que pudo retomar nuevamente aquella esperanza que había tenido, cuando era joven, de un mundo ideal, de un mundo feliz”.
Laura Ayala Castellanos agregó que la exposición muestra también un autorretrato de la serie Caprichos y que una de las novedades son las cinco pantallas interactivas que muestran algunas de los grabados y la relación que existe entre esos dibujos oscuros y los luminosos tapices que el artista realizaba por encargo al inicio de su carrera.
Se trata de una serie de 18 grabados extraídos de una carpeta inacabada de láminas ejecutadas con técnicas como aguafuerte, aguatinta y punta seca, cuyas planchas fueron fechadas entre 1815 y 1819. En tales obras se ob- servan escenas oscuras que hablan de los horrores de la guerra, el matrimonio por conveniencia, la pobreza e histéricas danzas y seres voladores. Los grabados, en conjunto con las series Caprichos y Desastres, critican las costumbres y excesos de poder, pero también la ignorancia, la superstición de la sociedad en la que vivió.
Entre las actividades complementarias se encuentra un taller de bocetaje: diseño de situaciones y seres fantásticos en tres sesiones, dirigido a jóvenes: los miércoles 10, 17 y 24 de octubre, y no tendrán costo. Habrá también una mesa de diálogo con especialistas sobre Los disparates, el miércoles 14 de noviembre. La muestra puede apreciarse a partir de hoy y hasta el 6 de enero de 2019 en Juárez 975. Mayor información en www. musaudg.mx