Una nueva fiscalía que ¿olerá a viejo?
Desde la campaña y después cuando ganó la Presidencia Andrés Manuel López Obrador, las organizaciones no gubernamentales que integran los colectivos #fiscalíaquesirva y #vamospormás sabían que una de sus más importantes demandas estaba perdida.
Lo dijo el hoy Presidente electo con todas sus letras: él quiere a su fiscal y va a manipular el proceso de selección tal y como hoy está en la ley para que llegue quien él quiera. Y como está hoy la ley, él va a nombrar al fiscal anticorrupción, por ejemplo.
Anticipada esa derrota, se metieron a la negociación con el equipo de transición para arrancar otras victorias. No está mal, de eso se trata.
Hace un par de días se dieron a conocer los primeros acuerdos. Hoy hay una ini- ciativa de ley orgánica de la nueva fiscalía que será sometida al Legislativo y tiene el compromiso de Morena de aprobarse pronto, y que incluye, por ejemplo, la creación de un consejo técnico integrado por ciudadanos que aconsejará al fiscal y actuará como contrapeso interno. Nuevas fiscalías especiales como la de derechos humanos y asuntos internos. La posibilidad de crear comisiones para casos especiales y algunas condicionantes para el perfil del nuevo fiscal. La construcción de un nuevo servicio profesional de carrera.
Tal vez el mayor problema de la negociación está en que no habrá cambio constitucional hasta que esté creada la fiscalía.
Déjenme ponerlo así: ¿pueden los mismos cocineros hacer diferente sopa? ¿Podrán los mismos funcionarios gracias a un cambio de nombre y de puesto entregar otra procuración de justicia?
Porque si no se cambia la Constitución, todos los funcionarios de la hoy PGR pasarían a la fiscalía; porque, aunque se contemplan en la nueva ley exámenes y otras cosas para el traslado de PGR a fiscalía, el transitorio décimo noveno da el pase automático a todos y un simple amparo los pondrá en la nueva institución.
Esto, sumado al mismo presupuesto que el de la PGR de hoy no suena demasiado nuevo.
No sé si el próximo gobierno tiene claro el grado de devastación que existe en la PGR. No lo parece. Y que no se termina con voluntad. Por lo pronto bien por los colectivos, vayan por más.