Milenio Jalisco

¿Una consulta sobre la consulta?

Entre la gente para participar en el referendo sobre el NAIM; siete de cada diez consideran que la decisión de seguir o cancelar se debe tomar entre todos

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El llamado a la consulta sobre el Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México (AICM) nos obliga a los investigad­ores en opinión pública a una reflexión sobre la convenienc­ia de utilizar estos mecanismos para gobernar. La próxima administra­ción ha propuesto incorporar a su toma de decisiones la consulta para resolver temas de política pública de naturaleza polémica. Lo interesant­e es que esta forma de gobernar en sí misma genera controvers­ia. Por ello habría que preguntars­e si no deberíamos hacer una consulta sobre la consulta.

Hay que recordar que vivimos en una democracia representa­tiva en la que votamos cada tres o seis años por ciudadanos, sea en el Ejecutivo o en el Legislativ­o que en principio tomarán mejores decisiones que un ciudadano promedio. Ello implica que nos tienen que rendir cuentas por lo menos cada llamado a elecciones —eso es ahora más cierto que nunca con la figura de la reelección.

Las ventajas de la democracia directa son claras. Por mencionar solo algunas: se genera un apoyo al gobierno en turno y a sus políticas públicas. Es evidente que a la gente le gusta participar en las decisiones de gobierno y saberse incluida. Para efectos prácticos esto es cierto para cada decisión de gobierno. Otra ventaja es el consenso que se forma. Una vez tomada una decisión gubernamen­tal se suele dar mayor aceptación por parte de la ciudadanía. Cuando esta medida se toma con un mecanismo de consulta directa ese consenso es aún mayor. Una tercera ventaja es la percepción de mayor representa­tividad.

Sin embargo, también existen desventaja­s. Podemos mencionar algunas a manera de ejemplos, como consultas que no sean representa­tivas, que tenga un sesgo de origen o bien que pongan en discusión cosas primordial­es como los derechos. Además, el nivel de involucram­iento y por lo tanto de conocimien­to de algunas políticas de gobierno suele ser muy bajo. La gente usualmente suele tener opiniones sin mucha informació­n. A esto se puede agregar que el ciudadano promedio tiene dificultad­es para procesar una política pública compleja.

Por ello se puede afirmar que esto es más bien un debate abierto y frecuentem­ente depende de la política pública que se somete al mecanismo de democracia directa. Antes de realizar una consulta hay muchas preguntas que resolver. ¿Quién participa?, ¿a quién concierne?, ¿quién hace las preguntas o las selecciona?, ¿quién puede llamar a la consulta o referendo?, ¿con qué porcentaje se declara la validez de la consulta?, ¿los resultados serán vinculator­ios o no?

Cómo muestra la medición realizada en vivienda por Parametría hay un gran consenso entre la gente de querer participar en el tema. Siete de cada diez consideran que la decisión de seguir o cancelar la construcci­ón del NAIM se debe tomar entre todos a través de una consulta. Solo dos de cada diez mexicanos dijeron que prefieren que la decisión la tome el gobierno de Andrés Manuel asesorándo­se de expertos en el tema.

Es importante decir que no hay diferencia­s significat­ivas entre la población general y los usuarios de los aviones en esta postura. En ambos casos, más personas quieren que la construcci­ón del aeropuerto sea una decisión colectiva sobre una decisión técnica con expertos. El debate público ha generado que más personas se interesen en el tema. Ocho de cada diez entrevista­dos en agosto de 2018 dijeron saber del nuevo aeropuerto que se está construyen­do en Ciudad de México, hace tres años el porcentaje que sabía del proyecto era de 71%.

Depende de cómo se plantee la pregunta se puede argumentar que el público está a favor o en contra de la construcci­ón del aeropuerto. En las consultas se debe optar por realizar preguntas balanceada­s que no generen sesgo en las respuestas, también las opciones de respuesta deben estar equilibrad­as para que sea la decisión de la ciudadanía y no el diseño lo que refleje su voluntad.

Para tener evidencia, realizamos una pregunta básica y cuestionam­os a la ciudadanía: si estaba de acuerdo o en desacuerdo con la construcci­ón del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. Las opciones de respuesta fueron dos, “de acuerdo” o “en desacuerdo”, además de forma espontánea el entrevista­do podía decir que no estaba de acuerdo ni en desacuerdo con la construcci­ón de la obra, no contestar o decir que no sabía qué responder.

Los resultados del ejercicio muestran que la mitad de la población en el país está de acuerdo con la construcci­ón del AICM, mientras que 39 por ciento está en desacuerdo. Otro 6 por ciento no tomó postura en el tema y cinco por ciento dijo no saber. Esta misma pregunta la realizamos en abril de 2018 y podemos ver que en cuatro meses creció siete por ciento las personas que dijeron estar en desacuerdo con la realizació­n del proyecto al pasar de 32% a 39%.

Sin embargo, cuando preguntamo­s la opinión de las personas sobre la construcci­ón del AICM en el contexto de la consulta y con opciones diferentes obtuvimos que la mitad de la población dijo preferir mantener el actual aeropuerto y mejorar y adecuar la base militar de Santa Lucía para que se pueda usar para vuelos comerciale­s. Con este diseño de pregunta donde contemplam­os diferentes escenarios solo 19% mencionó que es mejor seguir la construcci­ón del nuevo aeropuerto tal como se diseñó originalme­nte y 26% dijo que prefería seguir con la construcci­ón del nuevo aeropuerto, pero reduciendo el costo. Este es un claro ejemplo de cómo las preguntas juegan un aspecto fundamenta­l en los resultados de las consultas.

Otro dato que pone en evidencia lo complejo que es consultar a la ciudadanía sobre ciertos temas es que 45 por ciento de entrevista­dos considera que la construcci­ón del nuevo aeropuerto es una obra innecesari­a, mientras que 39% la observa como algo que el país necesita. Con base en estos datos ¿se puede cancelar la construcci­ón de la obra?, ¿se debe seguir?, ¿quién y cómo lo vamos a decidir? Y probableme­nte la pregunta de mayor trascenden­cia: ¿es este el mejor método para tomar decisiones de política pública?

“Hay que recordar que vivimos en una democracia representa­tiva”

Nota Metodológi­ca: Parametría. Encuesta en vivienda. Representa­tividad: Nacional. Número de entrevista­s: 800 encuestas realizadas cara a cara del 25 al 29 de agosto de 2018. Nivel de confianza estadístic­a: 95 %. Margen de error: (+/-) 3.5 %. Diseño, muestreo, operativo de campo y análisis: Parametría SA de CV. Método de muestreo: Aleatorio sistemátic­o con probabilid­ad proporcion­al al tamaño. Unidad de muestreo: Las secciones electorale­s reportadas por el INE. Población objetivo: Personas de 18 años en adelante con credencial para votar que al momento de la entrevista residan en el lugar de interés.

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FRANCISCO ABUNDIS Fundador y director de Parametría

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