Viaje de adrenalina
Veo películas de acción habitualmente. En ellas se trata de la falla de los sistemas económicos, políticos o judiciales y por ella (la falla) se persigue y se acusa a una o varias personas inocentes, las que, para resolver el problema en el fueron involucrados, tienen que actuar exactamente como delincuentes.
Es el sistema, pues, el que los convierte en delincuentes, y es en el proceso de aclaración donde ocurre la intriga.
El personaje problemático tiene que investigar por su cuenta cómo ocurrieron los hechos, para deducir de ello la razón por la que fue involucrado y cómo salir del laberinto en el que se encuentra.
El espectador, por su parte, sabe que esta situación tendrá un final que favorecerá al inocente, pero no sabe qué hará para lograrlo.
La aventura está en el desconocimiento del personaje y el espectador está a la espera, pues la lectura de la película ocurre en un tiempo que no puede adelantarse.
Sospechar el final es sólo una simple conjetura, una adivinanza o una profecía, pues al igual que en la vida real, una película de acción nos va mostrando una serie de estrategias improvisadas ante las situaciones inesperadas que van ocurriendo conforme al tiempo de la acción.
Sin improvisación todo se vuelve rutinario y el personaje se da cuenta de que fue su rutina la que lo metió en el lío que se encuentra.
Quien lo acusa del acto delictivo basa su acusación en la vida rutinaria del personaje y cuando busca justificar su vida normal para salir del problema, sólo se hunde más.
De ahí la clásica pregunta policiaca: ¿qué haría usted si estuviera en mi lugar y estuviera escuchando lo que usted dice? 2
La técnica para responder esta pregunta es la del extrañamiento, utilizada con el fin de que el espectador no reconozca las cosas que conoce.
En ese extrañamiento, las cosas familiares se vuelven desconocidas, y la fórmula de mayor eficacia para lograrlo es la metáfora.
Metaforizar la realidad nos ingresa a la ficción, y una vez instalados en ella todo procede de manera diferente a la realidad aunque debajo de la metáfora la realidad fluya como el agua de un río bajo el puente.
Sólo que cuando se conocen estos procedimientos se cae en lo artificioso y en la imitación y se pierde la originalidad de la trama.
Todo era natural en el proceso creativo hasta que el escritor se quedó sólo con las estrategias retóricas que excitan, como un viaje de adrenalina, pero que no llegan a un conocimiento profundo del ser humano que somos en este tiempo.