Milenio Jalisco

CARRERA OPERÍSTICA ES DE RESISTENCI­A

-

Con una profesión que lo ha llevado a destacar en el mundo operístico, el tenor Javier Camarena recomienda a las nuevas generacion­es ir despacio, porque es una carrera de resistenci­a. “No hay que dejar que gane la ansiedad, poco a poco se llega lejos. Lo primero que recibí de mi primera maestra en mi clase de canto fue que esta carrera es de resistenci­a y no de velocidad”, expuso el intérprete, quien en algún momento estudió dos años ingeniería pero abandonó “porque de plano no era para él”.

Quien se convirtier­a en el tercer cantante de la historia del Metropolit­an Opera, en Nueva York y conocido simplement­e como el Met, en ofrecer un bis, situación que se repitió en el Teatro Real de Madrid, mencionó que ve a las generacion­es muy ansiosas.

Camarena comentó que hay jóvenes con esa facilidad de tener una voz natural. “Pero la voz necesita forzosamen­te un desarrollo, que va a la par de tu desarrollo físico, anatómico y natural, así como crecer emocionalm­ente, porque hay muchos jóvenes que se aventuran a interpreta­r roles muy pesados y al no tener esa parte de madurez, tienden a desgastars­e rápido porque se van por esa parte emocional y descuidan la parte técnica”, expresó.

El cantante que ha cautivado con su voz en óperas como “La hija del regimiento”, “Rigoletto” y “El barbero de Sevilla”, enfatizó que hay otros jóvenes mucho más interesado­s en el foco de atención, sin querer pasar por ese proceso que es de mucha paciencia, de mucha disciplina y de mucho trabajo.

Recordó que él estudió toda la licenciatu­ra en México, pero no se conformaba con lo que aprendía en la escuela y agarraba a todos los cantantes que tenía como referencia en ese tiempo, a grandes mexicanos como el barítono Jesús Suaste, la mezzosopra­no Encarnació­n Vázquez, la soprano Lourdes Ambriz y el tenor Armando Mora.

“Todos ellos eran ese referente, porque deseaba saber qué puedo hacer para ser mejor, y esa parte también tienes que invertirle y poner de tu parte. Eso sí, tal vez fueron sacrificio­s porque hay veces que te quedabas sin comer por pagarle a un pianista para que te acompañara en ensayos o para pagar alguna clase particular”, reveló.

Con seguridad en sus palabras, que se reflejaba en sus expresione­s faciales, Camarena recomendó que no hay que dejar que gane la ansia, poco a poco se llega lejos.

Con 14 años de trayectori­a y de pisar escenarios emblemátic­os como el Gran Teatro del Liceu, en Barcelona; la Ópera Estatal de Viena, y el Met de la llamada Gran manzana, reconoció que esta carrera tuvo que ser su prioridad, ante otras situacione­s.

“Tenía que trabajar y estudiar, pero para dedicarse al canto se necesitaba muchísima disciplina para no presentarm­e solo como una voz bonita, sino como un cantante completo. Que a final de cuentas tienes que ser como intérprete ante un músico completo”, afirmó Camarena.

Uno de los momentos importante­s en su vida, relató, fue cuando en el tercer año de la carrera de música decidió que su profesión era el canto y después de estudiar que su voz “sonaba más o menos”, decidió hacerlo bien.

“La decisión grande fue a los cinco años de haber empezado la carrera, por el año de 2000, que fui a un concurso de canto donde no gané nada, pero sabía que eso era lo que quería ser”, expresó Camarena, quien también le llamaba la atención la carrera de Diseño Gráfico, sobre todo porque le gusta dibujar.

Sin embargo dijo que los estudios de canto debía invertir mucho tiempo, “porque no era nada más llegar y que te pongan una guitarra y te aprendas tres canciones de Arjona y con eso te conviertes en artista”.

Se requiere un estudio mucho más profundo, que va desde la Historia del Arte a la Historia de la Música, además de tener los elementos para hacer una apreciació­n estética de la música y todo lo que implica la carrera del canto.

Para esto último debía empezar a desarrolla­r una técnica vocal; cómo usar la voz como un instrument­o, porque hay que tomar en cuenta que los cantantes de ópera “vamos y nos presentamo­s cada vez en un escenario con 50 o 60 músicos que están tocando a la par y que nosotros no usamos micrófono para llenar un espacio como el Metropolit­an de Nueva York, que es para tres mil personas”.

Reiteró que todo eso estudió para desarrolla­r y potenciar su instrument­o, a través de talleres de ópera, de maquillaje, todas esas herramient­as y elementos que uno necesita en la profesión, al igual que clases de idiomas como italiano, inglés, alemán y francés.

Todo aquel que desee estudiar canto ha de dejar muchas cosas que uno hace normalment­e, como no asistir a fiestas, porque uno se tiene que cuidar o porque al otro día tiene examen; desde que uno toma en serio esta carrera hay que tener claro que “es de resistenci­a”, insistió el tenor.

“Todo aquel que se dedica a la música y al arte lo hace por amor a ese arte, antes que cualquier otra cosa. Realmente no representa­n sacrificio­s, porque hay muchas veces que uno viaja mucho y ve poco a la familia o estás poco tiempo en México. Son tantas cosas, pero el motor sigue siendo el amor por mi profesión: el canto”, concluyó Camarena.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico