¿Silencio? El de las autoridades y la UNAM
El miércoles, el rector Graue llegó al CCH Azcapotzalco entre goyas y aplausos. Se reunió con los alumnos, escuchó las quejas, los agravios, la manera en que grupos de porros acosan y de alguna manera controlan el campus.
Fue una reunión civilizada, ordenada, se llegó a acuerdos. El rector pidió que los representantes estudiantiles y las autoridades del CCH refinaran los últimos puntos del pliego petitorio y que en la tarde lo firmaría en la torre de Rectoría en la UNAM. Cosa que sucedió.
Vaya, todo tan civilizado que, como escuché ayer de un veterano de muchas de estas batallas, no parecía un movimiento de jóvenes estudiantes.
Cuando el rector salió del CCH, otro grupo lo abucheó y lo insultó.
¿Quiénes eran? ¿De dónde salieron? ¿Quién los manda?
El rector dijo ayer también que se tienen que reestructurar los equipos de seguridad de la universidad. ¿En serio?
De repente uno se da cuenta de que en los últimos años el país se comió a la UNAM y no fue la UNAM la que invadió con sus mejores valores al país.
Hablando con estudiantes y profesores en los últimos días, escuchando ayer las quejas y agravios expresados en la marcha, empieza a quedar claro que el porrismo, que los vándalos parecen ser jefes y actúan como se les pega la gana en varios campus universitarios. Todo en colusión con autoridades de seguridad universitarias, y algunas académicas y administrativas; y, por supuesto, con grupos políticos de delegaciones y la ciudad.
¿A qué les suena?
Es un problema estructural abandonado por años.
Ahí va la UNAM que expulsa a uno y a dos y a dieciocho. Y la procuraduría que arresta a uno y resulta que no era, y que luego otro sí.
Y ayer me manifestaba un joven del CCH Azcapotzalco el miedo de que las expulsiones hagan que los muchos que quedan se pongan más “cabrones” en las semanas que siguen.
La civilidad de los estudiantes, el pliego petitorio, la marcha de ayer y la indignación pública que se va construyendo abre una puerta enorme a autoridades universitarias y de la ciudad para al menos decirnos quiénes son, quién ha pagado esto, quién los moviliza y a qué intereses responden.
Eso antes de reestructurar porque si no, cómo y para qué se reestructura.