¿Y si vuelve a temblar?
En un año tembló más de 38 mil veces en México, es decir, 102 sismos diarios desde el 7 de septiembre de 2017 (Servicio Sismológico Nacional). Un mapeo del suelo de Ciudad de México hecho por la UNAM alerta que
15 de las 16 delegaciones tienen fracturas y, donde más se presentan, se colapsaron construcciones en 1985 y 2017.
De acuerdo con el análisis de 28 edificios dañados en CdMx tras los sismos del año pasado, se determinó que hubo corrupción de las autoridades y que las empresas fueron negligentes, se saltaron requisitos o prefirieron ganar más dinero sin preocuparse por salvaguardar vidas (Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad).
Era de suponerse que los reglamentos de construcción serían más estrictos después de 1985, pero el año pasado vimos que no fue así, por lo que haremos tres reflexiones a un año de los sismos del 7 y 19 de septiembre.
Primero, más daños por simulaciones y corrupción. Siete de cada 10 edificios construidos después de
2004 no cumplieron con la normatividad, según un estudio hecho a 150 edificaciones (The New York Times,
25/09/17).
Los directores responsables de obra (DRO) son empleados de las constructoras y también evalúan los trabajos de estas, así que se convierten en juez y parte, lo que da pie a corrupción.
También el papel de los corresponsables en Seguridad Estructural (CSE) es cuestionado, así como su falta de preparación o complicidad.
Segundo, sin castigo seguirán igual. A un año del sismo se abrieron 204 carpetas de investigación y se lograron
65 órdenes de aprensión, pero muchos siguen prófugos y no hay autoridades sancionadas.
La investigación ¿Por qué se cayó mi edificio? señala a la misma persona como corresponsable en Seguridad Estructural de tres edificios colapsados, uno en 1985 y dos en 2017 (Ámsterdam 7 y Edimburgo 4). A pesar de estos casos documentados y de haber sido sujeto de una orden de aprehensión, el CSE sigue activo.
Tercero, sin saber dónde hay peligro. El gobierno federal estima que cuatro de cada 10 de las 5 mil 765 viviendas afectadas por los sismos tuvieron daño total en Ciudad de México, pero no tenemos la información de cuántas edificaciones están en riesgo y siguen ocupándose.
De los edificios que se derrumbaron en CdMx, dos de cada tres fueron construidos con la técnica de “losa plana”, que está prohibida en países de incidencia sísmica porque se mueven demasiado en un sismo y al no tener el soporte suficiente o una buena distribución de la carga, la estructura se daña en sus columnas o conexiones y se colapsa (AP, 9/10/17).
Después de los sismos de 1985 y de 2017, suponíamos que tanto constructoras y autoridades habrían aprendido, pero siguen las mismas prácticas, la impunidad y la corrupción, cuando deberían de ser mucho más estrictos al ver las consecuencias.
Si las autoridades son omisas, cómplices o cuentan con funcionarios que no cumplen con los perfiles adecuados, seremos los ciudadanos quienes pagaremos los platos rotos. Debemos exigirles mucho más a las constructoras y a los gobiernos para que haya justicia para los damnificados y para que no se repita la misma historia.
M