Urge plan maestro a La Primavera vs riesgo de invasiones
El texto preliminar del plan de manejo destaca que el instrumento es insuficiente debido a que las grandes amenazas vienen de afuera
˃ Discuten al seno del Organismo Público Descentralizado plan de manejo insuficiente ˃ Proponen que el estado compre predios para garantizar su conservación
El tema con el área de protección de flora y fauna La Primavera, es que los intereses que orbitan sobre él deben tener claro que su valor reside en permanecer como bosque. La prioridad es cuidar su riqueza biológica, su diversidad y los servicios ambientales que provee. No se trata de un espacio de desarrollo de proyectos que puedan poner en riesgo esa capacidad de “autorregulación”, sostiene el diagnóstico del nuevo plan de manejo que se discute al interior de la junta de gobierno del organismo público descentralizado.
En la página 62 indica: “El decreto de creación del área natural protegida [ANP] estuvo motivado fundamentalmente por ser un área con características muy singulares, toda vez que es una serranía que surge como efecto de una intensa actividad volcánica, de la que la actividad hidrotermal es un remanente. Sin embargo, por su origen, la composición geológica y el tipo de suelos, [es] un ecosistema sumamente frágil, no solamente por su susceptibilidad a la erosión, sino también por su cercanía a la segunda ciudad más importante del país. En aquel entonces se vio una oportunidad de dotar de racionalidad al crecimiento de la mancha urbana, manteniendo una fuente de servicios ambientales de vital importancia para la salud de la ciudad. Desde esta perspectiva es que debe comprenderse la importancia de mantener al ANP en su estado natural, lo que no quiere decir estático de ninguna manera, que por las características mencionadas, sobre todo por su fragilidad como ecosistema y su contigüidad a una extensa mancha urbana que crece descontroladamente ejerciendo fuertes presiones desde su perímetro, requiere, además de estándares de manejo aplicables a todas las ANP, otros que atiendan con perspectiva sistémica la relación bosque-ciudad, como una de las particularidades específicas…”.
Esto “implica leer el complejo territorial del bosque y su entorno natural y urbano como un socioecosistema; de manera que se analicen los procesos de intercambio que ocurren en él bajo la perspectiva de metabolismo social”.
Bajo esta premisa esencial, “actividades como cambios de uso del suelo, construcción hormiga, incendios forestales, visitación desordenada, extracción de material geológico, el aprovechamiento irracional y clandestino de especies silvestres, introducción de especies exóticas por abandono de animales domésticos y la reproducción a altas tasas de especies ferales [animales domésticos asilvestrados] y actividades productivas que exceden la capacidad de carga del sistema están alterando de manera negativa el hábitat. Además, prolifera el abandono de escombro y basura, el vandalismo, la contaminación de cuerpos de agua, y la contaminación paisajística y lumínica. Son muchos los factores que provocan estrés al bosque y comprometen seriamente su estado de salud. A todo ello hay que agregar intervenciones erróneas en el área al pretender forzar los procesos naturales de sucesión y regeneración del bosque, como ha sido el caso de reforestaciones mal planteadas y por lo tanto fallidas o hasta contraproducentes”.
La Primavera, agrega, “requiere de un Plan Maestro con una perspectiva regional integral de largo plazo que incluya acciones en la zona de influencia, así como estrategias y políticas más allá del polígono decretado”.
Esto, debido a que un programa o plan de manejo “está restringido al interior del área decretada […] y por la valoración de la Cofemer [Comisión Federal de Mejora Regulatoria], en cuanto al impacto regulatorio, lo que limita el ámbito de acción que puede prescribir el plan de manejo. Tales disposiciones responden a una concepción de programas de manejo ya superadas”.