El héroe desconocido
Es una película dirigida por Julián Pastor (El efecto tequila, La virgen de la lujuria) y protagonizada por Rafael Inclán (La leyenda de la llorona, Mosquita muerta)
La trama o, como decíamos cuando éramos bisoños: ¿De qué se trata?
Se trata de un marginado, Rodolfo Martínez, al que nadie quiere y al que todos menosprecian e infravaloran en su pueblo de Valle Verde, en México, decide cambiar su suerte. Decide inventar que tiene un antepasado muy importante y que por eso se merece una estatua que haga recordar a las generaciones futuras todo lo que ha hecho. A Rodolfo le da igual lo que pase, él lo único que quiere es dejar de ser un fracasado y que la gente le vea como un igual.
Desde siempre, el ser humano, para no suscitar polémica de género, se creó la necesidad imperiosa, tal vez en un afán por trascender a la inmortalidad, ya que lo único que tenemos seguro en ésta vida pasajera, es morir y ser víctima de un abogado.
Pero. Las hazañas de los humanos, se inmortalizaron desde siempre desde las cuevas de Altamira y Lascaux.
Desde las hazañas de Artarjerjes y las de los dioses griegos y romanos, pasando por Escipión el africano. Gengis Kan, Espartaco y Julio Cesar el conquistador del mundo.
Hasta la gran marcha de Mao Tze Tung y el viaje en motocicleta del médico Ernesto Guevara de la Serna.
¿Por qué? Jalisco, nuestro amado estado, habría de estar al margen de venerar a sus próceres dignificando su memoria y exaltando sus hechos.
El hecho no circunstancial deviene de un acto inherente a la construcción de un sentimiento de orgullo local. De pertenencia. De identidad y abstracción social.
La época victoriana, se caracterizó por ser una época de fabricación de héroes, se escribieron gestas y biografías de guerreros, de generales, mariscales y conquistadores.
De gran actualidad es, la inminente exhumación; de El Valle de los Caídos aprobada por el parlamento español de los restos del dictador Francisco Franco por considerar su permanencia desde hace más de cuarenta años, como una ofensa a la dignidad de sus víctimas.
En nuestra amada urbe, Guadalajara, existe un mausoleo dedicado eX profeso para ese fin, perpetuar la memoria de su hijos ilustres. La Rotonda, aunque no se observa ahí, un sitio para: José Rolón, para Higinio Ruvalcaba, para Juan Rulfo, para Jesús Estrada, para Blas Galindo ni José Pablo Moncayo, para el caudillo Tenamaxtli vencedor de Pedro de Alvarado durante la guerra del Mixtón.
Para los próceres. Coronel Miguel Brizuela, caído en la batalla de La Coronilla contra las tropas invasoras francesas en 1866. Tampoco están los restos del general Eulogio Parra vencedor del ejército imperial.
Y si se rinden honras al tirano Manuel M. Diéguez asesino de sacerdotes, fusilado en Oaxaca por traidor. A Marcelino García Barragán brazo ejecutor de la masacre de Tlatelolco en 1968, Francisco Silva Romero y Heliodoro Hernández Loza; líderes sindicales charros.
Es oportuno hacer una revisión y hacer justicia aunque sea póstuma.