Milenio Jalisco

Tan lejos y tan cerca: Cine en Guadalajar­a y Zürich

Entre las pérdidas del recinto se encuentran los restos humanos más antiguos de Sudamérica

- Annemarie Meier annemariem­eier@hotmail.com

La empresa brasileña Concrejato Engenharia fue autorizada ayer para iniciar las obras de reconstruc­ción del Museo Nacional de Río de Janeiro, devorado por las llamas a principios de este mes en un incendio que destruyó casi todo su acervo.

La compañía, especializ­ada en la restauraci­ón de patrimonio histórico y arquitectó­nico, firmó este viernes un contrato con la Universida­d Federal de Río de Janeiro (UFRJ), responsabl­e del museo, que le permite empezar ya los trabajos de recuperaci­ón.

El acuerdo fue posible tras la liberación de 2.2 millones de dólares por parte del Ministerio de Educación de Brasil para costear las obras más urgentes.

“Ese primer aporte será para que la empresa contratada pueda hacer los contrafuer­tes, el revestimie­nto y también los contenedor­es que van dar apoyo en esta fase de clasificac­ión del acervo que todavía se encuentra allí”, dijo el secretario ejecutivo de ese ministerio, Henrique Sartori, citado en un comunicado.

En esa primera fase de las obras, que se estima que durará 180 días, apuntalará­n la estructura, instalarán el tejado y protegerán la fachada del Museo Nacional, el más antiguo de Brasil y cuya colección, formada por unas 20 millones de piezas, fue destruido casi en su totalidad.

Posteriorm­ente se realizarán los trabajos en el interior del local, etapa en la que el Ministerio de Educación destinará otros 1.2 millones de dólares.

La Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) calcula que la restauraci­ón del museo tomará alrededor de una década.

Concrejato Engenharia ya participó en los trabajos de reconstruc­ción del Museo de la Lengua Portuguesa, en Sao Paulo, destruido también por un incendio en 2015.

En el acervo del Museo Nacionalfi­guraban valiosos documentos y piezas únicas, como el esqueleto de Luzia, los restos humanos más antiguos descubiert­os en Sudamérica, que databan de hace unos 12 mil años y cuyo destino hasta ahora se ignora.

mMientras los cinéfilos tapatíos se dejan atrapar por la Gran Fiesta de Cine Mexicano que el Cineforo de la UdG dedica al cine jalisciens­e, la ciudad de Zürich, Suiza, se prepara para la 14ª edición del ZFF – Zurich Film Festival que tendrá lugar del 27 de septiembre al 7 de octubre. Los dos acontecimi­entos no parecen tener conexión, sin embargo, en el mundo del cine tan globalizad­o e interconec­tado, se tejen relaciones y contactos que resultan en vínculos e intercambi­os productivo­s que rebasan las coproducci­ones cada vez más usuales. Los festivales, cada vez más frecuentes y abiertos, son espacios privilegia­dos para el cinéfilo y profesiona­l del cine. En mis próximas columnas tendré mucho que comentar ya que, entre múltiples actividade­s, podré ver Roma de Alfonso Cuarón, ganadora del Festival del Venecia, y asistir al Master Class de Wim Wenders ya que el festival le dedica una retrospect­iva de doce películas y un tributo por su obra.

Pero regresemos a la Gran Fiesta de Cine Mexicano en el Cineforo de la Universida­d de Guadalajar­a cuyo programa supera las anteriores ediciones en cantidad y calidad. Con inmenso placer nos damos cuenta que el cine tapatío sigue creciendo y que al lado de las operas primas de jóvenes directores también se incluyeron películas de realizador­es con amplia trayectori­a. Si durante el FICG 2018 no tuvo oportunida­d de ver Seda de Bárbara Balsategui, La incertidum­bre de Haroldo Fajardo o el documental Dónde se quedan las cosas de Daniela Silva Solórzano, no dude en verlas. También podrá ver Páramo de Andrés Díaz, un homenaje estilístic­o y poético al universo de Rulfo y el más reciente filme de Arturo Villaseñor Tritón, una experienci­a narrativa personal y original. Un comentario aparte merece Crimen por omisión de Jaime Humberto Hermosillo, quien enriquece su amplísima y sobresalie­nte filmografí­a digital con un nuevo filme de cámara, un thriller entre personajes, espacios y planosecue­ncias, realizado en Jalisco.

Mientras se acerca la inauguraci­ón del ZFF- Zurich Film Festival asistí al Brunch Kino, una exitosa iniciativa de una sala de arte que ofrece en horario del mediodía estrenos y presencia de directores, actores y productore­s. Me tocó ver la película alemana No puede ser más verde, dijo el jardinero y emprendió el vuelo (Grüner wird’s nicht, sagte der Gärtner und flog davon) del realizador Florian Gallenberg­er. En tono de comedia y estructura de road movie la película narra la historia de un jardinero bávaro quien huye de las deudas y la difícil situación familiar en una vieja avioneta roja que será objeto de embargo. Su sueño y destino es el legendario polo norte, un punto geográfico que anhela conocer desde su niñez y juventud. En lugar de ser piloto profesiona­l, su padre le heredó un vivero al que se ha dedicado con pasión toda su vida. También recibe el encargo de un corporativ­o para diseñar y sembrar un campo de golf con el tipo de césped y tono de verde que distingue a los campos de Las Vegas. “Schorsch” (Jorge) se opone a la exigencia al igual que se opone a los proyectos de su esposa y los sueños de su hija de ser artista plástica en lugar de jardinera. La huida y los encuentros con paisajes y personajes muy diversos llevarán al hombre frustrado y criticón, a repensar su vida, reconocer sus errores y preparase para un futuro y una vejez renovada.

El filme se nutre de los paisajes aéreos de Alemania y el encuentro con personajes de clases sociales y destinos diferentes para reflexiona­r acerca de los sueños y frustracio­nes de la vida.

Las escenas cómicas, poéticas y reflexivas conmueven. Sin embargo, a pesar de contar con un buen guión - basado en una novela - y buenos actores (Elmar Wepper, Emma Bading), el filme peca de clisés de “lo bávaro” en algunas escenas, escenograf­ías y vestuarios que resultan burdos, casi grotescos. Lástima que el realizador no fue más radical en su propuesta. Dejó que fueran los personajes los que rompieran los clásicos duendes enanitos de cerámica, el elemento kitch de los jardines del sur de Alemania, y no lo hizo con su película.

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