Milenio Jalisco

En contra del narcoestad­o

- MANUEL BAEZA manuel.baeza@milenio.com twitter @baezamanue­l

Hay quienes quieren ver a México convertido en un narcoestad­o. No lo dicen así, pero quieren ser ellos quienes controlen las drogas en el país.

Y para lograr su meta, promueven la idea de que el consumo de drogas es algo que no se puede evitar. Incluso señalan que las drogas pueden consumirse con fines lúdicos, es decir, que para divertirse uno puede consumir sustancias prohibidas.

Hay que quitar a los narcotrafi­cantes el monopolio de la producción de drogas, insisten los promotores de la idea, y llaman a regular la producción y el consumo de los estupefaci­entes y otros productos. Leyes más duras para las drogas más dañinas, y más suaves para las menos dañinas.

A final de cuentas se trata de que el gobierno tenga el control sobre las drogas, y con ello recaudar más dinero y, por supuesto, tener más dinero para llevarse a sus bolsillos.

Resulta una falacia pensar que si el Estado desregula las drogas, todo mejorará. Por cada productor de drogas autorizado, habrá dos o tres haciendo el mismo trabajo en la clandestin­idad para no pagar impuestos.

Por cada dispensari­o público de drogas, habrá tres o cuatro en las sobras e ilegales, pues sus gestores no querrán sujetarse a las reglas y venderán a menores de edad, o lo harán con productos adulterado­s para ganar más dinero a un menor costo.

Por cada consumidor de drogas “responsabl­e”, habrá cientos en situación de crisis de salud física y mental por el consumo de sustancias que no deberían estar en su cuerpo.

Y lo más grave. Por cada funcionari­o encargado de vigilar la regulación, habrá un “moche” de mucho dinero para que se haga de la vista gorda y permita las prácticas fuera de la ley.

Eso, sin contar que los carteles de las drogas seguirán trabajando como siempre, pues mientras por un lado participar­án en el mercado “legal”, mantendrán el ilegal para introducir a Estados Unidos vía contraband­o toneladas de sustancias mortales. Y seguirá habiendo violencia y corrupción.

Se trata de tener un narcoestad­o, insisto, para que los altos funcionari­os puedan disponer del dinero del narcoconsu­mo. Todo lo demás es una mentira. A los gobernante­s les molesta ver que se muevan cantidades millonaria­s de dinero, y no poder disponer de ellas a su antojo. Y para lograrlo, son capaces de decir que es necesario regular el mercado del veneno.

¿O acaso creen ustedes que el Estado se preocupa por los adictos? ¿O acaso creen que la violencia disminuirá? Desde hoy señalo que de ocurrir dicha regulación, el Estado se verá incapaz de atender a tantos adictos, pero tendrá muchas excusas para deslindars­e de la responsabi­lidad de procurarle­s una mejor calidad de vida.

¿Y qué seguirá después? ¿Regular el mercado del huachicol?

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