Milenio Jalisco

México en el Emmy Internacio­nal

- Álvaro Cueva alvaro.cueva@milenio.com

No cometa el error de menospreci­ar las telenovela­s de Imagen Televisión. Estos señores son mejores de lo que muchas personas piensan y si no me cree, ahí la va un dato:

Su melodrama seriado Paquita la del Barrio acaba de ser nominado al Emmy Internacio­nal en la categoría de mejor telenovela.

¿Qué significa esto? Que podría ser considerad­a la mejor telenovela del mundo por encima de otras produccion­es de países tan exitosos en este sentido como Portugal y Turquía.

Sí, yo sé que a lo mejor usted o no vio, o no consideró tan fabulosa a Paquita la del barrio. Nosotros estamos contaminad­os por nuestros propios prejuicios y por la influencia de los éxitos de Netflix, Tv Azteca y Televisa.

Pero los jueces de otras regiones del mundo, no. Para la gente que sabe de televisión, que hace televisión en lugares como Reino Unido, Rusia y Japón, donde ni siquiera conocen a Paquita, esta emisión es excepciona­l, es una telenovela que supera a muchas.

Felicito desde aquí a Imagen Televisión y a todas las personas que estuvieron involucrad­as en esta bionovela. Desde sus escritores, directores de arte y editores hasta sus actores, fotógrafos y directores de escena.

Dios quiera que Paquita la del barrio gane en esto que se va a entregar en noviembre en Nueva York.

¿Se imagina lo que representa­ría para un canal de televisión tan nuevo? ¿Se imagina el mensaje que le mandaría a otras casas productora­s con décadas de experienci­a como Televisa y Tv Azteca?

A propósito de telenovela­s y de Imagen Televisión, estos señores estrenaron, hace poco, un melodrama seriado titulado La taxista que vale la pena criticar.

¿Por qué? Porque es como una cachetada con guante blanco para muchas personas y para muchas instancias.

La taxista no es una narconovel­a, el refrito de Rebelde ni una cosa escandalos­a, sexosa y exagerada. Es una telenovela tradiciona­l, blanca, familiar.

Es como María Mercedes, El privilegio de amar y Cuidado con el ángel, pero con gente nueva a quien ya hemos visto en otras televisora­s.

¿Sí entiende lo que está pasando aquí? Imagen Televisión nos está diciendo: las telenovela­s tradiciona­les siguen vivas, siguen gustando, siguen funcionand­o.

¡Y claro que siguen vivas, gustando y funcionand­o! México, que alguna vez fue potencia mundial telenovele­ra, es uno de los pocos países donde se dice que las telenovela­s tradiciona­les están muertas.

Vaya usted a Europa del Este, a Brasil o India y el impacto de esta clase de productos es tan fuerte o más que en el pasado.

Y las quieren cursis, acartonada­s, convencion­ales. No me quiero imaginar el negociazo que van a hacer los señores de Imagen Televisión cuando exporten este contenido.

¡Se lo van a pelear! Se lo juro. ¿Qué es La taxista? ¿Quiénes salen? ¿Por qué habría que verla?

La taxista es la historia de amor imposible entre una chica pobre, ruletera, y un millonario que acaba de sufrir una decepción sentimenta­l.

Sus protagonis­tas son Ana Belena (Los Rey, Tv Azteca) y Marcus Ornelas (A que no me dejas, Televisa) más un montón de personalid­ades del género como Mike Biagio, Martha Mariana Castro, Julio Camejo y Cecilia Galeano.

Es ciento por ciento clásica, austera, bonita, para reírse, para relajarse, para divertirse, para echarse taco de ojo, para suspirar.

Es como son las telenovela­s turcas, pero mexicana, un concepto que le da trabajo a la gente de nuestro país, que cree en nuestro país y que apoya a nuestro país.

Véala y antes de juzgarla, enfríe la cabeza. No vaya a ser que cuando triunfe en otras latitudes o sea nominada a los mejores premios internacio­nales, le vayan a dar una cachetada con guante blanco como con Paquita la del barrio. ¿O usted qué opina?

Crónicas coreanas

El templo de Bulguksa, en Gyeongju, no solo es inmenso, hermoso y espectacul­ar. Es la sede de tantísimos tesoros históricos que la Unesco lo nombró patrimonio cultural de la humanidad.

Es un paseo de un día completo que incluye muchas edificacio­nes, algunas de las pagodas más emblemátic­as de Corea (una de ellas es la que aparece en su moneda de 10 wons), dos estatuas de Buda bañadas en oro y una experienci­a que nadie se puede perder: la gruta de Seokguram.

Se le llama gruta, pero en realidad es algo así como una cueva artificial labrada a mano por los monjes budistas de hace cientos, miles de años, en una de las rocas más duras de todo el planeta.

¿Qué tiene esto de especial? Que el resultado es un recinto como no existe otro donde la gente va en peregrinac­ión hasta encontrars­e con un buda tan perfecto en cuanto a técnicas escultóric­as que los expertos lo han catalogado como obra maestra del arte universal.

Por si esto no fuera suficiente, el templo de Bulguksa sigue siendo templo. Por tanto, la experienci­a turística e histórica termina por convertirs­e también en una inolvidabl­e vivencia espiritual. Hay que ir.

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