Milenio Jalisco

Todo es culpa de la regañona

- Jairo Calixto Albarrán jairo.calixto@milenio.com www.twitter.com/jairocalix­to

Me cuentan las tribus pachecas que apoyan a Zedillo y abominan a Calderón que era tradiciona­l quitar cocos y varas a su material y arrojarlo a jardineras y camellones, a ver si prosperaba la mística yerbosa. Algunas pegaban y otras no. Lo que nunca imaginaron es que justo en el Periférico, en la parte más tenebrosa y contaminad­a de Naucalpan, gracias a su resilienci­a, no solo sobrevivió, sino que de seguro debe ser de la mera, mera regañona.

Por su naturaleza rebelde y libertina, y por lo tanto ponedora, estoy casi seguro de que sirvió para que se dieran sus buenos jalones algunos de los personajes más perínclito­s de la patria, lo cual explicaría su comportami­ento. Digo, sin unas fumandas no se puede explicar que el senador García Cabeza de Vaca, después de su pornoshow, siga creyendo que entre más corriente más ambiente y a la hora de ofrecer disculpas casi que quería una cita con la víctima de su lascivia. Y los de Acción Nacional, defensores de la decencia y las buenas costumbres, en vez de sancionarl­o le pedían el Whats de su padrote de confianza.

Este muchacho sería un gran amigo de Trum, que tiene amigos como Kavanaugh, imitadores de Bill Cosby.

Otros a los que les dio la pálida por llenarse la cabeza de humo son los de Morena. O sea, arrebatarl­e al PES la comisión de Cultura después de una inexplicab­le andanada de críticas (pobre Hugo Erick Flores, ya se sentía El mártir del calvario), parecía el camino de la reconcilia­ción con los artistas e intelectua­les que con nada los tienes contentos, y de pronto se les ocurre, debido muy posiblemen­te a los humos de la mota, poner en su lugar a Sergio Mayer. Digo, no es que el muchacho chicho del téibol gacho no hubiera dejado una garibaldia­na impronta en la cultura mexicana, pero como que al gremio culturalos­o no le encanta la idea y por eso le andan haciendo su porra: museo, concierto y lectura, museo, concierto y lectura, a Mayer se le tonsura.

Donde sí hubo un atracón de la achícalada sin sema fue en la PGR, donde considerar­on que ofrecerle tres años de tambo y una multa de 58 mil pesos a Javidú era un buen trato. O sea, aunque reconoció que era un corruptazo —lo cual no está a debate— no es suficiente, no es como para irnos a celebrar al Ángel. Hubiéramos preferido que se declarara inocente con tal de que regresara la lana con la que documentó su merecimien­to de abundancia y la de la ñora.

Cómo estará la cosa que hasta el PRI está escandaliz­ado y quiere, más que Yunes, que entamben otra vez a Duarte, pero con #LordMaestr­oLimpio.

Pinchi regañona.

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