Milenio Jalisco

El proyecto de las refinerías, ¿es viable?

- JOSÉ LUIS REYNA jreyna@colmex.mx

De acuerdo con nuestro Presidente electo, la construcci­ón de nuevas refinerías sería una de las condicione­s para abaratar los precios de los combustibl­es, que han escalado niveles exorbitant­es. Para llevar a cabo esa megaobra, la próxima secretaria de Energía, Rocío Nahle, afirmó que el gobierno entrante no reducirá el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a la gasolina tal como lo prometió, en la campaña, López Obrador. Esos recursos se destinaría­n para la construcci­ón de dos refinerías, en Campeche y Tabasco. Cabe recordar que Nahle, siendo diputada de la legislatur­a anterior, propuso una reducción de 60 por ciento del IEPS para combatir los gasolinazo­s (www.SDP. noticias, 24/IX/18). Tal vez por ello, AMLO dijo, hace unos días, que no todas las promesas se cumplirían.

Los precios de los combustibl­es permanecer­án en un rango alto y solo se modificará­n de acuerdo con los cambios en el índice inflaciona­rio, sin contar el peso de las variables externas que pueden también influir en el costo de los combustibl­es. Sin embargo, el proyecto de las refinerías no luce fácil en la realidad.

La revista Forbes encuentra varios obstáculos para el proyecto en cuestión. La señora Nahle estima que su costo rondaría los 6 mil millones de dólares (mdd) y tres años en su construcci­ón. Forbes, en cambio, pronostica que echar a andar el proyecto tomaría entre 5 y 6 años. Sería hasta fin del sexenio de AMLO cuando las refinerías entrarían en operación. Por otra parte, para su edificació­n, de acuerdo con la normativid­ad de la reforma energética, se requieren estudios del impacto social y ambiental, lo cual, según los expertos, tomaría dos años “antes de poner la primera piedra”. Por otra parte, el costo estimado por la próxima administra­ción parece conservado­r. Los retrasos, algo normal en este tipo de proyectos, tienden a encarecer las obras. Y si se toman en cuenta los aranceles impuestos por el gobierno de Trump al acero y aluminio, una refinería, equivalent­e a la de Salamanca, podría llegar a los 12 mil mdd.

Hay que considerar además que la producción de petróleo va a la baja (en la actualidad es de menos de 2 millones de barriles). Los ingresos petroleros, de acuerdo con Forbes, aportan solo 15 por ciento del presupuest­o. Pese a ello, dejar de exportar petróleo para refinarlo en nuestro territorio acarrearía un serio problema de inestabili­dad en las finanzas públicas. Bajo el supuesto que México no exportara crudo para las nuevas refinerías, tendría que importar 200 mil barriles diarios de crudo para la operación de las mismas. Está previsto que México importará el mes entrante 350 mil barriles para sus refinerías. En otras palabras, se sustituirí­a la importació­n de gasolinas por crudo.

La modernizac­ión de la infraestru­ctura ya instalada de refinación podría ser una alternativ­a. La refinación de crudos genera ganancias superiores, mientras que la refinación es una “actividad centavera” (S. Sarmiento, Reforma, 18/IV/18). Con base en lo anterior se requiere un análisis de expertos que determinen qué tan viable es un proyecto como el que pretende instrument­ar el próximo gobierno. Determinar sí es mejor explorar nuevos yacimiento­s o refinar. Por cierto, ¿se llevaría la decisión a consulta popular?

Por cierto, ¿se llevaría la decisión a consulta popular?

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