2 de octubre: no se olvidó
EA Don Manuel l día de hoy se conmemoran 50 años de aquel lamentable acontecimiento ocurrido en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, que de tajo segó la vida de innumerables jóvenes universitarios, quienes habían optado por la vía de la movilización –bajo la consigna colectiva de “ganar la calle”– para reivindicar las libertades democráticas que venían siendo conculcadas, de manera sistemática, por aquel estilo personal de gobernar de triste memoria que distinguió al poblano Gustavo Díaz Ordaz, quien ejerció la Presidencia de la República del 1º de diciembre de 1964 al 30 de noviembre de
1970. Afortunadamente hoy podemos atestiguar que aquellas lamentables muertes ocurridas antes, durante y después del fatídico 2 de octubre de 1968, de ninguna manera significaron la muerte de las libertades democráticas que actualmente gozamos y que paulatinamente se fueron conquistando a través de las luchas políticas y sociales que se sucedieron después de 1968. Así de claro lo expresó el Dr. Salvador Martínez della Rocca, durante el foro organizado por El Colegio de Jalisco el pasado jueves 27 de septiembre.
De acuerdo con el ex líder estudiantil que fue mejor conocido entre sus compañeros como “El Pino”,
1968 no se puede explicar sin hacer referencia al ambiente de libertad que se comenzó a respirar en la Universidad Nacional Autónoma de México, bajo el rectorado de Javier Barros Sierra. En efecto, el movimiento estudiantil de 1968 representó una lucha a favor de las libertades democráticas de la época que se expresó de manera festiva, lo mismo en la música que escuchaban los jóvenes, la forma de vestir y la manera de vivir su sexualidad, que en las más variadas reivindicaciones sociales y políticas que llegaron a configurar lo que hoy reconocemos como el largo y tortuoso proceso de liberalización política que marcó la transición democrática de México.
Ciertamente en la época actual son distintas las libertades democráticas que están siendo reivindicadas por las jóvenes generaciones de mexicanos. Solo a manera de ejemplo, comparto mi convicción personal de que quizás, ahora mismo, la batalla más importante a favor de libertad está ocurriendo al interior de cada mexicana y mexicano. Podríamos coincidir o no sobre la naturaleza de las libertades democráticas que están en juego hoy en día; sin embargo, me parece que lo realmente relevante en esta fecha conmemorativa, es tomar plena conciencia sobre la mejor alternativa que tenemos para recordar el 2 de octubre de 1968: alimentando nuestras voluntades, tanto personales como colectivas, para continuar asegurando y ensanchando las libertades democráticas del México que nos ha tocado vivir.