La boda que acabó con la imagen de López Obrador
El que a ¡Hola! mata, a ¡Hola! muere. Se me hace profundamente escandaloso que los seguidores de Andrés Manuel López Obrador hayan aniquilado a Angélica Rivera por salir en esa revista y que ahora aparezcan en portada exhibiendo sus excesos.
Es una vergüenza mundial. Si no me cree, lo invito a navegar por los portales de noticias más importantes del planeta.
La humanidad entera se está burlando de nosotros porque se suponía que El Peje y que sus compañeros iban a ser los rostros de la austeridad republicana.
¡Y perdón! Ninguno de los archivos históricos que existen en nuestra nación tiene registros de que Benito Juárez y sus colaboradores se hayan comportado con semejante cinismo, derroche y presunción.
Hasta parece que “la mafia en el poder” le pagó a César Yáñez para que desprestigiara a López Obrador y a su grupo a unas cuantas semanas de tomar posesión.
Esto no se hace. No solo es una incongruencia bárbara, es algo mil veces más delicado: una prueba de que o Andrés Manuel López Obrador no tiene control sobre su gente, lo cual lo mata como líder, o de que el señor le mintió al pueblo de México.
Que El Peje haya prometido austeridad y que sus colaboradores salgan haciendo alarde de su fortuna en ¡Hola! es tan decepcionante como que Enrique Peña Nieto haya prometido que no iba a autorizar gasolinazos y que lo primero que hizo fue aumentar el precio de los combustibles.
El impacto es brutal porque atenta contra la idealización que muchos tenían hacia el Presidente electo y sus seguidores.
Y si estos señores eran “la esperanza de México”, ahora están al mismo nivel de lo que ellos habían eti- quetado como “todos los políticos”, como los riquines canallines, como los fifís.
Yo no sé si usted lo alcance a percibir pero a menos que López Obrador tome una acción definitiva contra Yáñez y utilice eso como advertencia para el resto de su equipo, estaremos ante una de las situaciones más tristes de la historia reciente de México.
¿Ante qué? Ante la muerte de la esperanza, de la diferencia, del “cambio verdadero”.
¿Por qué? Porque no existe nadie más allá de El Peje, porque no tenemos otro personaje de oposición, porque no contamos con otro líder que ilusione a las multitudes, que represente un contrapeso. ¡Nada! Y lo que más me llama la atención es que, una vez más, el acabose de nuestros presidentes no surgió de la fuente política, surgió de la fuente del corazón.
¡Para que vea la importancia de este otro periodismo! ¡Para que entienda la fuerza de la frivolidad, del chisme!
¡Hola! ha provocado asuntos mil veces más peligrosos que 18 revistas de análisis político juntas. Pregúntele a nuestra primera dama que hasta tuvo que dar la cara por la casa blanca.
¿Dónde está el video de Yáñez explicando públicamente de dónde salió el dinero para pagar su boda? ¡Dónde!
No, esto no es “tanto escándalo por una boda”. Esto es algo serio.
Si lo hubiera hecho algún colaborador de Peña Nieto, de Felipe Calderón o de Fox, hubiera cundido el pánico y el primero en abrir la boca se hubiera quedado sin chamba como Carmen Aristegui.
El hecho de que ocurra ahora con la gente de López Obrador y que no pase nada es mil veces peor. ¿O usted qué opina?
MEl impacto es brutal porque atenta contra la idealización que muchos tenían hacia el Presidente electo y sus seguidores