Milenio Jalisco

El narco del sexenio

- MIGUEL ÁNGEL PUÉRTOLAS

La estrategia de combate al crimen organizado para el nuevo gobierno federal deberá de ir más allá de capturas mediáticas de cabecillas del crimen organizado, deberá, por ejemplo, dejar en claro que no hay “narco del sexenio” como ha sido la sospecha en la aparente dificultad para dar con algunos criminales durante algunos sexenios.

Existen casos históricos de estas sospechas, respecto a la idea de tener un solo cártel que controlara el tráfico de drogas y evitar la dispersión de los grupos delictivos, que al final de cuentas eso es lo que sucede.

Solo basta recordar el caso de Juan García Ábrego considerad­o por muchos el narco del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, personaje que cayó en 1996 durante el mandato de Ernesto Zedillo, luego de ver menguada su fuerza con el crecimient­o del cártel de Ciudad Juárez encabezado por Amado Carrillo Fuentes, por muchos considerad­o el narco del ese sexenio, corroborad­o con la posterior captura del comisionad­o nacional contra las drogas, José Gutiérrez Rebollo, en la que se combinó la extraña muerte del capo con las dudas sobre la verdadera identidad del cuerpo que fue presentado en público.

Tras la caída del cártel de Juárez, surge con fuerza el de Sinaloa, y la imagen pública de uno de los personajes del crimen organizado en México que mayor impacto internacio­nal ha tenido: Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, quien fue capturado en el mandato de Ernesto Zedillo, pero en 2001, ya en el mandato panista de Vicente Fox, conjugado con la caída de Osiel Cárdenas Guillén, escapó del penal de máxima seguridad en Puente Grande, en Jalisco, convirtién­dose en el criminal más buscado pero menos encontrado del país, curiosamen­te durante dos sexenios panistas.

La recaptura, fuga y recaptura de nuevo de El Chapo se dio durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, sexenio en el que creció el cártel de Jalisco Nueva Generación, reconocido por la propia PGR como el grupo delictivo más grande del país.

Habrá que ver cuál será el comportami­ento de este sexenio frente a los grupos delictivos que hoy operan en el país, y que no se repita esa idea que puede ser del imaginario del colectivo, pero las apariencia­s apuntan a que alguien puede ser el favorecido por la administra­ción del sexenio en turno. Las circunstan­cias nos irán dando o no la razón.

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