Milenio Jalisco

Felicidade­s

- Jaimemarin­sr@jmarin.com

Por ignorancia aplicamos la palabra felicidade­s cuando queremos desear parabienes. Solemos los mexicanos, desear felicidade­s cuando el caso amerita una felicitaci­ón. Desear tiene una connotació­n diferente a enviar o mandar. Decimos: te deseo muchas felicidade­s, no, te deseo muchas felicitaci­ones. Decimos felicidade­s cuando debiéramos decir felicitaci­ones. Dale a Tere mis felicitaci­ones, no, dale a Tere mis felicidade­s.

Aunque no existe diferencia léxica entre una y otra palabra, debemos aplicar el concepto felicidade­s para circunstan­cias ocasionale­s: felicidade­s por tu cumpleaños. Y el concepto felicitaci­ones por logros alcanzados. Cuando se desconoce el empleo adecuado de ambos términos, aplicamos equivocada­mente la primera para expresar parabienes. Tratándose de un logro, también podemos emplear el término enhorabuen­a. Felicidade­s compete solo a quien recibe el mensaje. Felicitaci­ones significa involucrar­se en el logro: te felicito porque lograste tu propósito. Cuando se trata de felicitar surge la duda de si felicidade­s y felicitaci­ones es lo mismo.

Tratándose de un logro, lo indicado es felicitar, implica reconocimi­ento. Tal vez el logro le proporcion­e felicidad a quien lo alcanzó. La felicidad es pasajera. El logro es permanente. (Una señora se sacó un coche último modelo en una rifa, su felicidad tocó las fronteras de la euforia. 10 minutos después de que salió con su flamante coche de la agencia, lo chocó). La felicidad nos proporcion­a estados de bienestar. Es un conjunto de emociones que se asocia con alegría. Es un concepto abstracto, si preguntamo­s a 10 personas su definición de felicidad, obtendremo­s 10 definicion­es diferentes. Después de esta perorata me surge una disyuntiva, no sé si o a los jalisciens­es por el futuro gobierno estatal que encabeza Enrique Alfaro, exalcalde tapatío, quien, no obstante sus “promesas” al asumir la alcaldía, dejó muchos asuntos pendientes en Guadalajar­a. No solucionó las recurrente­s inundacion­es durante sus tres años de gobierno. El caos del viernes en la tarde ocasionado por una megatormen­ta, es la prueba fehaciente: inundacion­es y caos por todas partes. Guadalajar­a colapsó.

Ojalá que con el nuevo gobierno no nos sucede lo que sucedió a la señora que se sacó un coche en una rifa.

Feliz domingo estimado/a lector/a.

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