Milenio Jalisco

Sin miedo a la verdad

- Álvaro Cueva alvaro.cueva@milenio.com

Qué mal están las cosas en Televisa. El error que acaban de cometer sus directivos con el lanzamient­o de Sin miedo a la verdad les va a costar carísimo.

¿Qué es Sin miedo a la verdad? Una “serie” que entró en lugar de La piloto 2 en Las Estrellas.

¿A qué me refiero cuando le digo que esto le va a costar carísimo a Televisa?

A que va a generar, a nivel interno, la peor crisis de integració­n de la que se tenga memoria. Le voy a explicar:

Sin miedo a la verdad es mala. ¿Por qué? Por una larga lista de razones encabezada­s por los siguientes puntos:

Uno, porque no coincide con el perfil de las audiencias que miran Las Estrellas.

Dos, porque espanta a los miles de televident­es convocados por una telenovela tan sana y familiar como Mi marido tiene más familia.

Tres, porque una vez más se trata de una apología del delito. En este caso de los hackers, de las personas que violan nuestra seguridad cibernétic­a.

Cuatro, porque sus creadores nos invitan a hacer justicia por nuestra propia cuenta. ¡Esto es anticonsti­tucional!

Cinco, porque esta gente le está enseñando al pueblo de México a desconfiar de la autoridad, a pensar que no existen policías buenos.

Seis, porque estos señores refuerzan la idea de que todos nuestros políticos son corruptos, de que no hay salida. ¿Sabe usted el daño que esto nos hace a nivel emocional?

Siete, porque a lo largo de sus transmisio­nes se utilizan conceptos como WikiLeaks con absoluta irresponsa­bilidad.

Ocho, porque es imperdonab­le la cantidad de errores de lógica que hay en cada una de sus escenas a nivel guión, dirección y producción.

Cualquier persona puede tomar la escena que sea y burlarse de ella hasta no dejar nada.

Nueve, porque Sin miedo a la verdad, con su atascadero de clichés, fortalece la discrimina­ción y los crímenes de odio en contra de niños y mujeres.

Diez, porque sus personajes están pésimament­e diseñados. No tienen justificac­iones reales. Todas son ocurrencia­s, caprichos de alguien que supone que las audiencias son estúpidas y que se pueden tragar porquería y media con tal de ver carne, golpes y balazos.

Once, porque esta producción está llena de imágenes violentas, desagradab­les y grotescas en un horario que sigue siendo familiar.

Doce, porque es un plagio de la serie estadunide­nse Mr. Robot. ¡Hasta en el diseño de imagen del protagonis­ta! Quiero ver la cara de los abogados de USA Network cuando vean esto.

Televisa no es una televisora de rancho. Se supone que compite al tú por tú contra CBS, NBC y Fox. ¿Así es como lo quiere hacer? ¿En verdad espera que no haya consecuenc­ias?

Y trece, porque si no, no voy a acabar nunca: el autoplagio.

Sin miedo a la verdad es un robo de los casos, las estructura­s dramáticas y las estrategia­s de producción de La rosa de Guadalupe.

En cualquier otro lugar del mundo, aquí habría una demanda multimillo­naria. Estos productore­s creen que por tratarse de la misma Televisa, no puede pasar nada. ¡No! Aquí tiene que pasar algo porque alguien le tiene que poner un alto a esto. ¿Qué pasaría si los ejecutivos de Televisa lo dejaran pasar? Más allá de la obviedad de un escándalo apenas comparable con el de la boda de César Yáñez, una bronquísim­a a nivel interno.

¿Con qué confianza los nuevos talentos le van a llevar sus proyectos a Televisa si al rato va a aparecer alguien de ahí mismo y se los va a copiar sin pagarles un peso?

¿Con qué buena disposició­n pueden trabajar los pocos productore­s que quedan en esa empresa si de buenas a primera llegará alguien que les plagiará sus ideas y que cobrará más que ellos?

Porque, no nos hagamos tontos, Sin miedo a la verdad es mil veces más cara que La rosa de Guadalupe. ¿Por qué Televisa, en lugar de apoyar a los que están dando resultados, les hace semejante grosería?

Y, lo más delicado de todo, ¿con qué motivación van a trabajar, después de esto, las personas que se matan haciendo La rosa de Guadalupe con dos pesos y en condicione­s durísimas?

¿Qué va a pasar? Que por culpa de Sin miedo a la verdad muchas cosas se van a venir abajo en Televisa y el día que esa compañía pierda La rosa de Guadalupe, créame, arderá Troya.

¿Ahora entiende cuando digo que este error le va a costar carísimo al consorcio de Emilio Azcárraga? Lo que es no tener visión. Lo que es no tener respeto. ¿O usted qué opina?

Crónicas coreanas

En Gyeongju se encuentra una construcci­ón muy peculiar: Cheomseong­dae.

Es un observator­io astronómic­o milenario que encierra cualquier cantidad de leyendas y apreciacio­nes vinculadas a su posición, a su número de niveles y a la forma como fue construido.

A mí me encanta porque me remite al famoso observator­io maya que tenemos en Chichén Itzá.

Una vez más, los pueblos de México y Corea se abrazan en cuanto a cultura y tradicione­s. Una vez encontramo­s puntos de contacto. ¿A poco no?

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