Dígale que no al nuevo aigriopuerto
Digo, después de ver el estudio realizado por México Evalúa, donde las grandes obras de infraestructura del sexenio de mi licenciado Peña (el Tren a Toluca, el Paso Express de Cuernavaca y el Nuevo Aigriopuerto) no solo fueron diseñados con las de caminar y parecen más producto de la improvisación que de un verdadero sentido de la planeación, sino que aaademás cargan sobre sus espaldas 70 por ciento de sobregiro, ya lo único que queda es rendirles a los personajes involucrados, entre los que destaca Ruiz Esparza y su beneméri ta Secretaría de Comunicaciones y Transportes, además de los inversionistas que ya se relamían los bigotes nomás de pensar en todo este proyectototote, un gran aplauso para el amor que le pusieron al hacer todo al “ahí se va”. Digo, ni el maestro Chicarcas con ayuda del Borras lo hubieran podido hacer mejor.
Según este trabajo de investigación, casi que la construcción de esos elefantes guangos no le pide mucho en su espíritu a las viviendas de cualquier grupo de paracaidistas.
Pero eso, la neta, no me importa. Mucho menos que el ecocidio que se desate en Texcoco termine por convertir a Ciudad de México en una sucursal de “Venecia sin ti”, ni que la fauna silvestre termine en peligro de extinción por el dominio de las constructoras. Eso a quién le importa, igual que el Tren a Toluca haga ver al trenecito de Chapultepec como si fuera el tren bala de Japón. O que el socavón del Paso Express sea el símbolo más acabado, además de la casa blanca, del espíritu vigoroso y progresista de esta agonizante presente administración.
Eso vale gorro.
Lo que verdaderamente me lleva a exigir el fin de esa peregrina obra aeroportuaria es el costo emocional que representa para el viajero.
Supongamos que tiene un vuelo internacional (porque ahora todos somos cosmopolitas), digamos, a las 9 de la mañana. Por lo tanto tiene que llegar tres horas antes, pero tomando en cuenta que la ubicación del aigriopuerto estará hasta el rancho del Peje, hay que salir con dos horas de anticipación. Y como ni modo de ir todo chamagoso entre tanto bon vivant, hay que darse una acicalada leve, es obligatorio levantarse a las 3 de la mañana, y si te cuelgas hasta el perico, a las 2 comienzan tus abluciones. ¡Chale!
Y luego cruzar el Mordor del Edomex, pasar su imperio del terror que incluye mordelones, violadores, secuestradores y monstruos de Ecatepec que andan sueltos. Ni que fueras James Bond.
Díganle que no al nuevo aigriopuerto, que para colmo está a cargo de Ruiz Esparza. Piedad.