“Me encanta jugar al eterno adolescente”, dice Arnaud Ducret
El actor estrena dirigido por Emmanuel Gillibert
Antoine es un soltero empedernido, fiestero y seductor. Vive en un magnífico apartamento parisino con Thomas, su compañero de piso, con el que casi todas las noches son animadas. Cuando Thomas se va a vivir a Los Ángeles, le encuentra un nuevo compañero de piso para reemplazarlo: “Jeanne,
1’70 m., ojos azules”. Aunque la descripción le entusiasma, él no sabe todavía que la encantadora Jeanne no viene sola, sino acompañada de sus dos hijos: Theo, de
8 años, y Lou, de 5 años, esa es la premisa de 1, 2, 3… ¡A la cama!
La película francesa, dirigida por Emmanuel Gillibert, cuenta con las actuaciones de Louise Bourgoin, Arnaud Ducret y Roby Schinasi; se estrenará el próximo 19 de octubre en las salas cinematográficas del país.
En entrevista, el actor Arnaud Ducret explicó que lo que le sedujo del proyecto “fue la personalidad de Emmanuel Gillibert que había realizado mucha publicidad hasta entonces y que realizaba su primer largometraje: tenía muchas ganas de hacer la película conmigo, la forma en que me presentó el proyecto, me hizo sentir que lo podíamos realizar juntos y apropiarnos de ella.
Además, la personalidad infantil del papel que hace tonterías, que llegan muy lejos. Las escenas de sexo en el aire, el tipo que se
1, 2, 3… ¡A la cama!,
electrocuta, etc. Por lo tanto, pensé que podían llegar mucho más lejos. Además, en el buen sentido, por el placer de trabajar con Louise Bourgoin que es una comediante increíble”.
Ducret describe a su personaje como “un muchacho grande al que no le gustan los niños. Contra todo lo que se espera, son los niños los que lo hacen convertirse en adulto. Eso fue lo que me pareció gracioso de él. Tiene su particular ritmo de vida: quiere aprovechar al máximo, tener muchas mujeres en la noche, alcohol corriendo como agua y pasar buenos momentos con los amigos. Y poco a poco, se encariña con los hijos de su compañera.
“Me encanta jugar al eterno adolescente que puede ser todo un romántico sin admitirlo. Sentimos que se apoderó del personaje con una naturalidad alucinante… Como siempre, trabajó mucho con mi asesor”, agregó.
La improvisación fue parte del proceso: “Aunque la mayor parte del tiempo seguíamos muy de cerca el texto, Emmanuel quería que me divirtiera, sobre todo en la escena de sexo en el aire. Era necesario que la secuencia estuviera cargada y que llegara a lo absurdo para que fuera irresistible. Desde luego, lo más gracioso, fue el contra plano de la cara de Louise que acentuaba más la mímica. Y finalmente, me agradó mucho hacer reír a todo el equipo”, finalizó.