Enfrentar la pérdida de empleos
Una de las grandes preocupaciones económicas actuales es la posibilidad de conseguir empleo. Pero no sólo hablamos de los empleos tradicionales sino de los nuevos empleos que surgen en contraposición a la cada vez más notoria pérdida de puestos de trabajo en manos de la automatización, es decir, del reemplazo de los recursos humanos por la tecnología. Hay una gran cantidad de empleos que se pierden y se perderán todavía más debido a que la tecnología automatiza los procesos y esto hace que se prescinda de la mano de obra. Ya pasó con el trabajo en el campo, con la industria manufacturera y ahora avanza en el sector de servicios.
En este sentido, el periodista Andrés Oppenheimer, en su reciente libro ¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización, analiza la pérdida de los empleos y su reemplazo por robots: vendedores por teléfono, agentes de aduanas, bibliotecarios, administrativos, vendedores de tiendas, agentes de bienes raíces, recepcionistas, cocineros y una larga lista pueden quedarse sin trabajo en los próximos 15 a 20 años y ser sustituidos por la tecnología. La advertencia que hizo el pensador Jeremy Rifkin hace 24 años en su libro El fin del trabajo se hace presente en los mercados y genera miedo e incertidumbre.
Oppenheimer entrevistó a Carl Benedick Frey y Michael Osborne, investigadores de la Oxford Martin School, quienes en 2013 publicaron un estudio que dice que el 47 por ciento de los empleos se perderá en los próximos 15 a 20 años debido a la automatización. Ante la pregunta a Osborne sobre qué tipo de empleos corren más riesgo de desaparecer, la respuesta fue que la probabilidad de automatización está relacionada con el nivel de habilidades o estudios. Es decir, la gente con más estudios y habilidades podrá ajustarse rápidamente a nuevos empleos, en tanto los menos preparados corren más riesgo de perder sus trabajos.
Si tomamos estas referencias y las contraponemos con la realidad mexicana, nos encontramos ante un gran desfase: de acuerdo a los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el 52 por ciento de las personas de entre 25 y 34 años no se graduó de la preparatoria, en tanto el 14 por ciento de los graduados repitió por lo menos un grado. Según la prueba PISA, México se mantiene por debajo del promedio de la OCDE en ciencias, lectura y matemáticas. El rendimiento en ciencias es tan bajo que el 48 por ciento de los estudiantes no logra desarrollar competencias mínimas.
Si estamos ante la urgencia de prepararnos para enfrentar con éxito el desempleo tecnológico y posicionarnos en los trabajos del futuro, es evidente que no podremos si no se revierten los malos resultados en educación, ciencia y tecnología. Con un rezago educativo que afecta a uno de cada cuatro ciudadanos y con una pobreza que alcanza a la mitad de la población, no podemos permitir que la automatización nos agarre desprevenidos. O aseguramos la educación o que los robots nos agarren confesados.