Jalisco en una fotografía
Durante los gobiernos a nivel federal de Felipe Calderón y en Jalisco, de Emilio González Márquez, inició el ascenso en los índices de la criminalidad a escala nacional y estatal. Es sabido que Calderón equivocó la estrategia para enfrentar la violencia y la inseguridad y en ese sentido, vista como la madre de todos estos problemas, generó el empoderamiento de los carteles del crimen organizado, lo que provocó un incremento en ejecuciones y en las víctimas de la violencia.
Disminuir la violencia y los índices de criminalidad, generar tranquilidad, sosiego, y certidumbre, fueron las banderas de campaña tanto de Enrique Peña Nieto como del gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval; y el tema es que en el caso local hubo altibajos, hubo etapas que sí se dio una disminución, que sí hubo tranquilidad, pero también periodos muy álgidos y creo que cierra el sexenio con un índice muy fuerte de inseguridad y sobre todo de incertidumbre y desasosiego.
Quedará marcado el sexenio –aunque sea injusto porque se dejan de lado algunos logros importantes en materia de promoción económica, de innovación, de Ciencia y Tecnología, algo en Educación, asuntos de fomento turístico–, por lo que la gente tiene en su mente, es decir, el problema de la inseguridad.
Jalisco está en estos momentos reflejado en una fotografía que ha dado la vuelta al mundo exhibiendo las imágenes de los camiones de la muerte, más aún que se ve a un individuo moviendo y caminando sobre bolsas de plástico con cuerpos dentro como si fueran basura; esas imágenes dieron una nota totalmente trágica no solo por su naturaleza sino por la forma en que se terminó viendo a nuestro estado mundialmente.
Pero es un tema que está en el ámbito nacional, es decir, también el fracaso más grande –entre muchos–, del gobierno de Peña Nieto es la incapacidad para abatir la criminalidad y la inseguridad, obviamente la corrupción y la impunidad. Los grandes escándalos en materia de número de desaparecidos, de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y los miles de cuerpos encontrados en fosas por todo el país es la marca también. Si bien es cierto, en Jalisco no se percibe tanto el escándalo de la impunidad y la corrupción, el asunto es que hay una infiltración en los cuerpos de la seguridad y eso va de la mano de la corrupción.
Poco falta para que termine la presente administración y seguimos sin resolver el problema del hacinamiento en reclusorios; siguen conviviendo los reos de alta peligrosidad con reinsertables. Seguimos con territorios en manos del hampa, tanto geográficos como estructurales, seguimos con policías infestadas de personas que no cumplieron el control de confianza y que además de ello tienen doble empleo (son policías y también hampones).
Seguimos sin una estrategia clara de combate a la delincuencia, con volantas que se ocurrió volvieran a presentarse en la sociedad, que no cumplen y que hay una numerología que dice que ha incrementado la violencia con volantas que no dan seguridad ni a los policías ni a los ciudadanos.
Seguimos con temas sin resolver como el asunto de los cuerpos que no se han reclamado y ya se venció el plazo para ello. Reformas que debieron haberse planteado y procesado y que siguen sin hacerse para que se facilite el tema de la exposición de restos y que se facilite la tecnología no solo para identificarlos sino ser parte activa de una investigación criminal.
Sigue sin avanzarse en que sea útil el nuevo sistema penal acusatorio; se siguen teniendo grandes fallas como en la previsión, en el combate al delito, en la procuración de justicia, la impartición de la misma y en la adaptación y reinserciones.
Y lo más lamentable, seguimos los ciudadanos en un estado de indefensión y con una mala calidad de vida porque aún con los avances que pudieran existir en diferentes materias estamos inmersos en la zozobra, la incertidumbre, la inseguridad que evita que todo lo demás tenga un sentido positivo porque de nada sirve que haya atracción, que haya inversión, si ésta se va a destruir ante la falta de seguridad y certidumbre.
El llamado es para que, en esta época extraña en la que los que están, ya poco o nada pueden hacer, y los que van a entrar no tienen la posibilidad real de tomar la actividad y el control, se extreme la atención y el cuidado por los que hoy tienen la responsabilidad y pedirles a los que llegan que avancen, trabajen, tengan los planes y programas listos más rápido, que escuchen las voces de la sociedad, que escuchen a expertos, que vayan más allá del diálogo y la construcción de planes y proyectos en manos de personas con la misma afinidad ideológica o política del partido que va a gobernar sino que vayan más allá a escuchar la voz de los que son usuarios de los servicios públicos, a la gente que tiene experiencia en los diversos temas de justicia, de seguridad, de control para que tengan proyectos que puedan aterrizarse y que den frutos.
Creo que la sociedad puede colaborar, debe colaborar y ver al gobierno más allá de un signo político, siempre y cuando el gobierno entrante vea a la sociedad apartada de un signo ideológico y gobierne para todos con la voz de todos y con el pensamiento en sacar adelante a todos no solamente a los que votaron por ellos.