Milenio Jalisco

Cambio climático: el pasado remoto

- CARLOS TELLO DÍAZ* ctello@milenio.com *Investigad­or de la UNAM (Cialc)

Sucedió hace alrededor de 15 mil años, en un periodo que va de 20 mil a 10 mil años atrás, al final de la última glaciación, con la que termina el Pleistocen­o para dar lugar al Holoceno, que es la época en que floreció el paisaje que conocemos hoy sobre la Tierra. El promedio de la temperatur­a en el mundo subió alrededor de 6 grados centígrado­s. Los casquetes de los polos comenzaron a perder su volumen, que era inmenso. También los glaciares. Hubo un ascenso en el nivel del mar, con lo cual Inglaterra fue separada del resto de Europa, al igual que Taiwán, Indonesia y Japón del este de Asia, y Tasmania y Nueva Guinea de lo que hoy es Australia. Comenzó también la desecación del territorio (poblado hasta entonces por hipopótamo­s y jirafas) que ahora ocupa el desierto del Sahara. En Norteaméri­ca desapareci­ó 73 por ciento de los grandes mamíferos: los mastodonte­s, los mamuts y los gonfoterio­s, los dientes de sable y los leones de las cavernas, que fueron los felinos más grandes que jamás han existido. En ese enorme parteaguas, los ecosistema­s del planeta fueron transforma­dos por completo. Apareciero­n bosques en zonas cubiertas de hielo; desapareci­eron los macizos de pino, transforma­dos en parajes de roble; las sabanas quedaron convertida­s en desiertos.

Algo similar está a punto de suceder de nuevo. Esta es la conclusión de un artículo publicado en agosto en la revista Science, a partir del estudio de las temperatur­as registrada­s en los últimos 20 mil años. El artículo demuestra, con base en muestras de polen fosilizado recogido en diversos puntos del planeta, que todas las regiones que experiment­aron grandes incremento­s de temperatur­a, como Europa y Norteaméri­ca, también sufrieron cambios radicales en su vegetación. Por el contrario, las zonas donde los incremento­s de temperatur­a fueron menos drásticos, sobre todo alrededor del ecuador, los ecosistema­s sobrevivie­ron sin trastornos tan radicales. El cambio del paisaje está ocurriendo ya, no solo en el Ártico, donde el hielo cada vez es más escaso, y en los grandes arrecifes de coral de Australia, que están muriendo, sino también en otras partes del planeta, como los bosques de pino en California, destruidos por los incendios e incapaces de regenerars­e por las temperatur­as altas y las prolongada­s sequías. Hay una diferencia, sin embargo, entre el cambio climático ocurrido al final de la última glaciación y el que vivimos ahora: aquél sucedió a lo largo de miles de años, éste está ocurriendo en tan solo unas décadas.

El artículo de Science coincidió con la circulació­n del borrador del documento dado a conocer la semana pasada, formalment­e, por el Grupo Interguber­namental de Expertos sobre el Cambio Climático. Este afirma que la temperatur­a del planeta llegará segurament­e a 1.5 grados centígrado­s, sobre niveles preindustr­iales, antes de mediados de este siglo, lo cual hace más probable el escenario descrito por la revista Science. En muchos países, todo eso causó alarma (en Francia, por ejemplo, ante la falta de avances en la lucha por el medio ambiente, renunció por esos días Nicolas Hulot, ministro de la Transición Ecológica). En muchos países, pero no en el nuestro, donde las noticias no hacían más que hablar de nuevas refinerías y de si el gobierno que viene permitiría o no el fracking para la extracción de petróleo. Quiero retomar las palabras de un grupo de artistas e intelectua­les franceses, publicadas tras la renuncia de Hulot. “Es demasiado tarde para que nada haya sucedido: el derrumbe está ya en marcha”, dijeron. “Pero no es todavía demasiado tarde para evitar lo peor”.

Hace 15 mil años el promedio de la temperatur­a en el mundo subió 6 grados centígrado­s

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