Milenio Jalisco

Periodismo Fifí dos

- Gonzalo Oliveros goliveros@me.com

Un trascendid­o pega en el amor filia del presidente electo. Un periódico decide que es nota para sus lectores digitales la manera en la que el hijo menor del político más conocido del país regresa a clases luego de un accidente donde se fracturó dos huesos de la pierna. El próximo jefe del ejecutivo no atiende a la imprudenci­a periodísti­ca, pero su esposa –que no quiere el título de primera dama– usa sus redes sociales para condenar el hecho a través de un hashtag que se viraliza. El diario da una explicació­n y decide bajar la nota de su portal.

Días después, una periodista que había tenido dificultad­es en su labor a partir de una investigac­ión sobre probables conflictos de interés regresa al aire en un grupo radiofónic­o cuya estrategia es aumentar sus espacios hablados al aire. Su retorno es celebrado por sus seguidores y un amplio sector de periodista­s que condenaron su retiro al ser un reflejo de las presiones que el poder ejerce contra los medios.

El mismo día, el diario que publicó la foto del menor retira de sus filas al editor y reportero que consignaro­n la nota.

Pocos, muy pocos periodista­s señalan el hecho como una presión del poder.

Cierto, la publicació­n fue torpe y morbosa, pero la reacción del diario fue curiosamen­te agresiva y tajante...como esas que se dan cuando le pegas al poder.

Es natural que los medios quieran protegerse de la agresivida­d del político. Algunos resisten las presiones y continúan con la propuesta editorial. Otros se doblan con facilidad ante múltiples factores, uno de ellos la falta de recursos, otro el chantaje por concesione­s para terminar con factores más sofisticad­os o vulgares.

Lo peculiar es donde los pares no miden igual. El despido (que el periódico aclararía fue renuncia -valdría saber bajo que condicione­s-) no ocasionó la solidarida­d masiva hacia el par de periodista­s. Pareciera que el tema merecía el cese de los empleados.

El asunto crece cuando el político solicita se reconsider­e la remoción. No obstante, el caso aquí es otro: el político puede razonar, actuar o no sobre la crítica. Lo sorprenden­te es la manera en la que se separa la condena a partir de la fobia o la filia.

El razonamien­to sobre la relación de los medios con el poder se ha manchado. Bandos contrarios que no se percatan que es fundamenta­l dejar la ideología de lado cuando lo que está en juego es una libertad, presionada o reprimida por precaución.

En cualquier caso, es peligroso. En cualquier situación, es una

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