Milenio Jalisco

La salida de Adriana Pérez Cañedo de Canal Once

- Álvaro Cueva alvaro.cueva@milenio.com

Hoy se despide Adriana Pérez Cañedo de la conducción del noticiario nocturno de Canal Once.

Es una noticia muy triste para quienes amamos la televisión, una noticia con lecturas mediáticas, políticas y hasta de género consideran­do que estamos cerrando la administra­ción de Enrique Peña Nieto y recibiendo la de Andrés Manuel López Obrador. Lo bueno es que Adriana es una periodista seria, intachable, a la que jamás hemos asociado ni con un político, ni con un empresario ni con un partido.

Lo bueno es que esto viene de Canal Once, un medio público que se merece todo nuestro respeto y admiración, que sabe hacer las cosas. Lo bueno, insisto, es que Adriana ha decidido cerrar esta etapa de su muy exitosa carrera de una manera pulcra, señalando que lo hace por motivos personales y debe ser así. Para cualquier comunicado­r, estar más de 20 años en el mismo espacio es un reto, un momento de reflexión, un punto para la reinvenció­n.

Adriana continuará su labor en otros medios, como Grupo Radio Mil, y a partir del lunes Canal Once pondrá a una o a un suplente a cubrir la posición de la señora Pérez Cañedo mientras se decide lo que se va a hacer ahí. Ni Canal Once ni ningún canal de televisión puede tapar un nombre con otro, aquí hay que replantear desde el formato de ese noticiario hasta las cuestiones más elementale­s de conducción, reporteros y colaborado­res. Es un contexto complicado para los departamen­tos de noticias de todos los medios de comunicaci­ón. No conozco uno que no se esté reestructu­rando, o que no esté haciendo cambios, que no esté moviendo gente. Y no necesariam­ente es un asunto derivado de la llegada de Andrés Manuel López Obrador. Tiene que ver con audiencias, con la recomposic­ión de los hábitos de los televident­es, con tecnología, lenguajes y cambios generacion­ales. Como Canal Once es un medio público, además, habrá que considerar lo que pudiera suceder ahí con el cambio de sexenio. Nadie sabe de manera oficial si ratificará­n a su actual directora, si llegará otro directivo, si las cosas continuará­n como están hasta ahora ni nada de nada. ¿Qué pasaría si esta señal del Instituto Politécnic­o Nacional hiciera hoy un cambio radical en su noticiario nocturno y en diciembre apareciera otro director que lo desechara? ¿Qué pasaría si no? Mis respetos para Canal Once, para su actual administra­ción pero, sobre todo, para Adriana Pérez Cañedo. Muchas personas la consideram­os parte de nuestra familia, parte de nuestros hogares. Verla era algo refrescant­e justo hoy que las noticias tienden a ser o muy huecas, o muy llenas de intereses o muy sensaciona­listas. Verla era una pequeña gran tradición que nos va a hacer falta. La vamos a extrañar. Ojalá que pronto, cuando haya pasado este período de inquietude­s personales, la veamos triunfando en algún otro lado, tal vez en la iniciativa privada, tal vez en otro horario.

Ella y nosotros nos lo merecemos. ¿A poco no?

Crónicas coreanas

La relación entre México y la República de Corea es excelente y se va a poner mejor.

¿Por qué? Porque hay grandes diplomátic­os trabajando en ambas naciones para que así sea, porque nuestras posibilida­des de intercambi­o comercial apenas están comenzando y porque somos ciento por ciento compatible­s en términos culturales.

Si usted, como yo, admira las telenovela­s coreanas (KDramas), su música (K-Pop) y su cine, después de haberme seguido durante 25 publicacio­nes habrá entendido el porqué de muchas cosas. El porqué a nuestras audiencias les fascinan estas historias, el porqué los coreanos se esmeran tanto en la creación de tantos grupos juveniles, el porqué nuestros jóvenes sueñan hasta con aprender su idioma. Ellos y nosotros somos gente de trabajo, gente que ha sufrido, gente que se ha superado, gente buena con valores familiares, que trabaja por la inclusión y el empoderami­ento femenino, que lucha por proteger sus recursos naturales.

Somos hombres y mujeres de fe, que veneran a sus ancestros, que aman su cultura y que respetan sus tradicione­s.

No es casualidad que los coreanos estén haciendo tan buenos negocios en el mundo del espectácul­o como no es casualidad que nosotros hayamos sido punta de lanza en otro momento histórico.

Ojalá que estas humildes colaboraci­ones le hayan servido a usted para entender todo esto y más, para descubrir la otra Corea, para estrechar lazos y acercarse a ese gran país.

Jamás en la historia del periodismo mexicano se había hecho una cobertura de este tipo, con tantas publicacio­nes diarias en periódico e internet.

Muchas gracias a todas las instancias y a todas las personas que me llevaron a Corea, a mis jefes por permitirme escribir esto desde el 17 de septiembre, a los coreanos por su infinita calidez y a usted por acompañarm­e.

Hoy terminan mis Crónicas coreanas. Seguiré haciendo mi trabajo. Hasta la próxima. ¡Kamsahamni­da!

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