Ambigüedad mayúscula
Agradezco mucho las invitaciones que me ha hecho Begoña Lomelí a su programa Estación Central de C7, para hablar sobre temas como Arte Público y ahora recientemente de graffiti, en donde he podido intercambiar ideas con invitados como Paco de la Peña y Avelino Sordo Vilchis en el tema de Arte Público, y en esta última ocasión con Zul de la Cueva, Miguel Dávila y Eduardo Chávez,
En las dos ocasiones después de salir de las grabaciones del programa, siempre me quedé con varias ideas rondando en la cabeza que me remitieron siempre a la gran ambigüedad con la que los políticos se conducen día a día.
Del graffiti, mencioné entre varias cosas que las dependencias gubernamentales, ya sean municipales, estatales o federales han actuado de manera ambigua al promover pintas antes de ocuparse de resolver asuntos más apremiantes tanto en el ámbito cultural como de educación, no se diga ya en su necesaria transversalidad con otros de salud y seguridad, que realmente impacten en una mejor calidad de vida.
La ambigüedad que es tema de esta columna estriba en que los reglamentos municipales prohíben el graffiti, de manera que la autoridad no puede invitar al niño, joven o no tan joven a participar en una “pinta oficial” y luego a la semana siguiente cazarlo porque está infringiendo un reglamento de imagen urbana. Es contradictorio. Me parece que la organización de “pintas oficiales”, debe ser un asunto de particulares, cuando mucho de asociaciones civiles y empresas. Respecto a las necesidades culturales en nuestra sociedad, hay sectores más desprotegidos que otros, en mi opinión los adolescentes siguen siendo un sector exigente para el cual siempre hay pocos proyectos oficiales y los pocos que han sido exitosos son ignorados, un ejemplo es el Sistema de Bandas Orquestas y Coros Académicos (BOCA) de la Secretaría de Educación Jalisco del cual ya hablaré en otra columna. Las dependencias de gobierno deben canalizar sus esfuerzos en fortalecer la educación, las actividades deportivas y la iniciación artística. El graffiti es irreverencia esa es su naturaleza, no necesita promoción, siempre estará ahí. La ambigüedad de las autoridades es mayúscula: Luego de que integrantes del crew Eyos plasmaron sus marcas en vagones de la L3 y de que fueron aprehendidos sin los protocolos correspondientes y exhibidos limpiando dichos vagones, anteayer el Siteur lanzó una convocatoria dirigida a “artistas urbanos” para intervenir algunas de sus estaciones y el alcalde Pablo Lemus hasta se tomó fotos con los infractores con los murales del Palacio Municipal de Zapopan de fondo.
Cada vez que llegan estos momentos coyunturales de cambios de administración estatal y municipal, pareciera que la historia se repite, se van unos vienen otros, la ambigüedad prevalece. Cuando se hace el recuento de lo logrado a tres o seis años encontramos que los proyectos culturales formativos son los menos y el número de grandes espectáculos costosos sin impacto social son los más.
En los últimos días, el hecho de que aún no se nombre un secretario de cultura estatal y el hecho de que en Guadalajara se haya destituido a Víctor Castillo del supuesto nombramiento que ya se le había dado como titular de Cultura, por los motivos que hayan sido, habla de lo divididos que vienen los grupos políticos que ahora tomarán las riendas de algunos ayuntamientos y del estado. Estos acontecimientos han develado sus prácticas de pugna política interna. Al no ponerse de acuerdo en lo mínimo básico de ¿quién hará qué y cómo?, sólo proyectan que hasta el momento no cuentan con un plan cultural sólido que pueda impactar en una mejor calidad de vida de los ciudadanos.