México y la caravana de migrantes
Seguramente usted, como yo, conoce mil historias de terror de mexicanos que emigraron ilegalmente a Estados Unidos. Todas van hacia el mismo punto: qué malos son los gringos, qué mal nos tratan, no nos quieren, nos discriminan.
¿Qué pasa ahora que nosotros estamos tratando igual o peor a nuestros hermanos centroamericanos?
¿Nosotros no somos malos? ¿Nosotros sí los estamos tratando bien? ¿Nosotros sí los queremos? ¿Nosotros no los discriminamos?
Siento una combinación insoportable de dolor y vergüenza cuando miro esas imágenes que están llegando a nuestros dispositivos, como si se tratara de una amenaza diabólica.
Siento lo que deben sentir miles de estadunidenses cuando sus noticiarios les quieren lavar el cerebro vendiéndoles la idea de que nuestros paisanos son “bad hombres”, violadores y asesinos.
Me siento muy mal. Esto no es lo que quiera Donald Trump. Esto es lo que queremos nosotros, lo que vamos a hacer nosotros, una oportunidad histórica.
Nadie migra con tal rabia por capricho. Se necesita un corazón fuera de serie para tomar la decisión de abandonarlo todo, de recorrer distancias monumentales, de exponerse a peligros inimaginables y de volver a empezar en otro lado, en otra cultura, bajo otras condiciones. Esos hombres, esas mujeres, esos ancianos y esos niños no son una multitud ignorante que se merezca nuestro odio o nuestro desprecio.
Son personas tan desesperadas, tan valientes y tan admirables como lo fueron nuestros ancestros. Tan desesperadas, tan valientes y tan admirables como tal vez lo hemos sido cada uno de nosotros en nuestro contexto. ¿Merecen lo que les estamos haciendo?
Estados Unidos se la pasa presumiéndole al mundo que su grandeza viene de una fusión multirracial, multicultural. Y estoy de acuerdo.
La historia de México no es muy distinta. Este país también es grande porque siempre ha recibido con generosidad a quien ha perseguido sus sueños.
¿O qué, usted no conoce historias de éxito de gringos, franceses, italianos, españoles, alemanes, coreanos, japoneses, colombianos, argentinos, chilenos, uruguayos, venezolanos, cubanos, peruanos y personas de muchos otros países más que por diferentes circunstancias salieron de su tierra para echar raíces aquí?
¿Y qué daño le hicieron a nuestro país? ¡Ninguno! Al contrario, todos han pagados sus impuestos, han trabajado, han montado sus negocios y hasta le han hecho importantes aportaciones al arte, al espectáculo, al deporte y a la ciencia nacional.
¿Qué está pasando aquí? ¿Qué hubiera hecho Lázaro Cárdenas si le estuviera tocando decidir sobre esto como decidió sobre los “niños de Morelia”?
La nota no es el paso de estos migrantes hacia Estados Unidos. La nota es el papel de México ante esta desgracia.
Lo nota no es lo que no estamos haciendo. La nota es lo que podemos hacer, lo que tenemos que hacer por la más elemental dignidad humana, por la más elemental mexicanidad.
Acuérdese de las frases célebres que nos inventamos después del temblor, de lo “chingones” que somos, de nuestros “superpoderes”.
¿Adónde se fue todo eso? ¿Al mismo sitio adonde se van las frases célebres que los gringos utilizan en nuestra contra?
¡Qué dolor tan más grande! ¡Qué vergüenza! ¿O usted qué opina?
Esto no es lo que quiera Donald Trump, es lo que queremos nosotros, lo que vamos a hacer nosotros, una oportunidad histórica
M