Éxodo por la vida
La migración procedente de Honduras, como otros países de Centroamérica, no es nueva; incluso, en México hay flujos migratorios internos y hacia Estados Unidos de Norteamérica. La migración ha sido permanente, con migrantes aislado, o pequeños grupos, s que cruzan el país rumbo a Estados Unidos de Norteamérica como “tierra prometida”, de libertad, de oportunidades. Es un Éxodo por la vida, no por estar en un país extraño y distante.
Ahora nos llama la atención la migración de hondureños porque es una #CaravanaMigrante, estimada en poco más de 5,500 personas, y cobra trascendencia por la “obediencia” de los gobiernos de Honduras, Guatemala y México al llamado del presidente estadounidense Donald Trump: ¡Deténgalos!
La orden se cumple, y con ello se le da un elemento de triunfo para mostrarse fuerte, efectivo ante los electores, en la víspera de las elecciones para el Senado de Estados Unidos (6 de noviembre de 2018).
Los gobiernos de México, Guatemala y Honduras se limitan a ser “cuidadosos” en el respeto a los derechos humanos mientras estén en su territorio y pretendan regresar a su lugar de origen; sin embargo, no hay atención a lo fundamental: las causas que los llevó a salir de su tierra: el hambre y tener futuro.
La Conferencia Episcopal de Honduras, el pasado sábado recordó: “Esa crisis humanitaria en Honduras no es nueva, la venimos padeciendo desde hace años, ¡Cuántos cientos de hondureños han partido en forma individual todos los años y a cuántos los han regresado de México y de Estados Unidos! Hemos sido sordos ante los gritos de abusos y violación a sus derechos en su trayecto y hemos sido ciegos para ver esa realidad, hemos preferido alegrarnos por la llegada de remesas, como una solución a los problemas internos”; y toca una de las causas de lo que se vive: “La solución no es pedirles que regresen, la solución la encontraremos en abrir oportunidades permanentes para su realización personal y familiar, creando fuentes de trabajo para todos… es hora de que tanto el Gobierno, el sector financiero, empresarial, trabajadores, campesinos y la sociedad en general emprendamos la tarea de establecer un nuevo pacto social que aborde profunda y definitivamente la solución a este drama social hondureño. La migración es sólo una punta de este volcán, pero, la pobreza, la inequidad y la falta de oportunidades son sus otros componentes” (ver comunicado: http://bit.ly/2AlijZX)
¿Esta lectura y llamado de los obispos hondureños no dista mucho de lo que también en México, Guatemala, se podría hacer?
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