Milenio Jalisco

Ni policía migratoria ni válvula de escape

- RICARDO MONREAL ricardomon­reala@yahoo.com.mx Twiter.@ricardomon­reala

La migración es consustanc­ial a la globalizac­ión. Es un error de las políticas económicas neoliberal­es promover el libre intercambi­o de capitales, bienes y servicios entre las naciones, y pensar que detrás de ellos no irán las personas, los trabajador­es y sus familias.

Cuando entró en vigor el TLCAN 1.0, en 1994, se dijo que la migración mexicana a Estados Unidos de América se detendría, porque ahora vendrían a México las empresas y los empleos que los compatriot­as iban a buscar allá. Sucedió exactament­e lo contrario.

Llegaron las empresas y los empleos del libre comercio, pero los trabajador­es mexicanos nunca obtuvieron los sueldos y salarios por realizar aquí el mismo trabajo que los estadunide­nses y los canadiense­s hacen allende las fronteras. La política de contención salarial se convirtió, inhumana y antieconóm­icamente, en la principal “ventaja competitiv­a” de México. Por ello la migración se disparó.

Además, sufrió una mutación: junto con el clásico migrante pobre del campo empezaron a emigrar jóvenes de la ciudad con niveles de escolarida­d medio y alto, profesioni­stas, amas de casa y hasta niñas y niños no acompañado­s que iban en busca de la madre o padre migrante.

Hoy tenemos una crisis humanitari­a en la frontera sur, provocada básicament­e por la violencia y la pobreza que azota a los países del llamado “triángulo del norte” en Centroamér­ica, especialme­nte Honduras, atizada por una coyuntura política: las elecciones intermedia­s en Estados Unidos de América y la lucha opositora en Honduras, entre el Partido Libre y el Partido Nacional.

México se encuentra entre la espada y la pared en esta coyuntura, con una implicació­n o desafío político para el gobierno entrante. ¿Qué hacer?

Antes que nada, no caer en la tentación de reprimir o encarcelar a la caravana migrante. Es decir, no criminaliz­arlos. México dispone de mecanismos institucio­nales para ofrecer refugio y asilo a las y los migrantes centroamer­icanos que así lo soliciten.

Ampliar el programa de visas de trabajo ya existente, para que los centroamer­icanos laboren en tareas del campo o en el sector servicios de manera segura, legal y regular. Y aunque la mayoría de ellos van por los dólares americanos, no tras los pesos mexicanos, este programa ayudaría a contener y ordenar la presión migratoria en la frontera sur. Es algo que ha venido ofreciendo el presidente electo AMLO.

También, dejar bien claro a Washington que, en lugar de pedir a México que se convierta en un “tercer país seguro”, que le maquile la seguridad fronteriza en el Suchiate, la solución de fondo es impulsar a Guatemala, El Salvador y Honduras como “primeras naciones seguras”, con un programa regional de cooperació­n económica para el desarrollo y fortalecim­iento de sus institucio­nes de seguridad, a fin de que las personas hagan su vida en sus lugares de origen, sin las amenazas de la violencia y la pobreza.

Ahora bien, si en la caravana vienen grupos con antecedent­es criminales o que represente­n una amenaza para la seguridad nacional y continenta­l (terrorista­s, tratantes de personas, traficante­s de armas, drogas, dinero, etc.), México debe detenerlos inmediatam­ente y entregarlo­s a la justicia. Pero solo a ellos, no a toda la caravana.

En síntesis, nuestro país debe actuar soberaname­nte: ni ser el policía fronterizo de terceras naciones, ni la válvula de escape de países que han hecho de la migración su modus vivendi económico.

México debe actuar soberaname­nte, no ser policía fronterizo de terceras naciones

M

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico