Memoria del Flamenco
Es el título del extraordinario ensayo, para mi gusto, uno de los mejores tratados que se hayan escrito acerca del flamenco.[Grande, Félix, Memoria del Flamenco, Alianza Editorial, Madrid:1999]. [Puede ser consultado en la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz].
Su autor el laureado poeta Félix Grande. La contra tapa, da fe de su identidad. “En esta memora del flamenco el poeta Félix Grande conduce a los lectores por un recorrido que, con una vasta documentación y una prosa que se nutre a su vez de la precisión del historiador, de la intensidad lírica y de la profundidad emocional, examina desde la riqueza musical y la conflictividad social de la Baja Andalucía hasta la actual valoración del arte del flamenco, pasando por el rastreo histórico de la etnia gitana y el análisis de la etapa de los ‘cafés cantantes’, la reacción ‘antiflamenquista’, el bandolerismo andaluz, la época de la ‘Ópera flamenca’, el Concurso de Cante Jondo que impulsaron manuel de Falla, Federico García Lorca y Andrés Segovia en Granada de 1922, y la significación de artistas como Paco de Lucía y Camarón de La Isla. Félix Grande ha sido proclamado el mejor escritor de temas flamencos por votación popular organizada desde la revista El Olivo, y es Premio Nacional de Flamencología y miembro de número de la Cátedra de Flamencología.”
Lo he adquirido por recomendación del diestro Tito González, aficionado purista al buen cante y tocaor tapatío, en La Casa del libro de la Gran Vía madrileña a donde solía acudir a nutrir mi autoestima comprando mis propios títulos El Signo de la Fiesta, [Egartorre Libros, Madrid:
1996] y [La Catedral y Los Toros, H. Ayuntamiento de Guadalajara/ Egartorre libros de Madrid; 2007]. O, en El Corte Inglés, en donde me vanagloriaba de ser el autor de los mencionados libros.
El año de 2012 en abril, sorpresivamente encontré ahí, al famoso actor coestelar de la serie producida por TV Española Amar en Tiempos Revueltos http://
www.rtve.es/television/amarentiemposrevueltos/2008-2012/: “Marcelino” [Manuel Baqueiro] a quien distraje con un estentóreo y eufórico grito: “Marcelinoooo”. Displicente y cortés como suelen ser los grandes, aceptó ante mi petición del consabido Selfie y le he explicado la admiración que por “Marcelino” profesaba mi finada madre.
Dos años más tarde durante mi gira de conciertos a España con motivo de rendir homenaje al inmortal andaluz Andrés Segovia, en la sede de su Fundación y Museo de Linares, Jaén. Al concluir mi actuación, la que guardaré con un inmenso cariño en mi memoria por siempre, caminé por la calle Cánovas del Castillo encontrándome a unos pasos por la misma acera, con la peña flamenca La Taranta en donde por ser viernes, se reunieron los “Cabales” [Entendidos] para diletar del buen toque y buen cante. Linares es por cierto, la cuna de la taranta [Cante minero]. Ahí nació la excelsa cantaora Carmen Linares.
De los tantos cantaores de antaño, los mismos que cita Félix Grande, he de mencionar a Juan Talegas, quien sin ser supersticioso, según su propio decir, se negaba rotundamente a interpretar la Arboreá género cercano a la toná, por ser cosa de brujas.
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